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Full text of "Wilson Monti Grane 1994 Cronica De Las Cosas Nuestras 02"

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Suplemento de distribución gratuita 


FLORIDA 

Crónica de las cosas nuestras 

Dr. Wilson Monti Grané 
Fascículo segundo 



Suplemento especial de EL HERALDO 
en el 75 s Aniversario 

FLORIDA - ABRIL DE 1994 











FLORIDA 

Crónica de las 
cosas nuestras 


La araña del lino. 3 

Paisajista de prestigio internacional 
fue quien delineó el Prado 

de Florida. 5 

Reseña de la conformación de 
nuestro departamento. 7 

Los primeros límites. 8 

Avelino Miranda: uno de los 33 

vivió en Paso Severino. 8 

Reminiscencias 

del candombe (Nota 2).11 

La Escuela Varela.13 

Un sobreviviente del 

"Campitode las moras".16 

Ante el recuerdo del 

Dr. Juan Guglielmetti (Nota 2).17 

Una estancia semiderruída 

con recuerdos de Florencio.19 


Nuestro medio biológico.21 



EL HERALDO 


Apoya: 

Junta Departamental de Florida 



















Mundo Biológico 


La araña del lino 



La ArañadelLinoJuntoalasootecasdondedepositansus huevos. 
La pila sirve para proporcionar una idea de las dimensiones. 


El grupo de Artrópodos llama¬ 
dos Arácnidos, contiene en sus 
“filas" a las Arañas, grupo inte¬ 
grado por un conglomerado de 
Individuos caracterizados por 
aspectos comunes, pero que 
varían de tamaño, colores, cos¬ 
tumbres, agresividad, peligrosi¬ 
dad, por su ponzoña, etc. 

En nuestro medio existe una 
enorme gama de arañas: desde 
las de campo, llamadas vulgar¬ 
mente “Pollito”, “Tarántulas" o 
simplemente “Peludas", -que im¬ 
ponen respeto por su tamaño y 
su aspecto agresivo, aunque 
prácticamente en nuestro me¬ 
dio son inofensivas-, hasta las 
más pequeñas que encontra¬ 
mos en los rincones de las ca¬ 
sas, detrás de los muebles, pie¬ 
zas abandonadas, pasando por 
las arañas “Overas", llamadas 
también “Arañón" (Polybetes 
pythagoricus), tan comunes en¬ 
tre los ladrillos de galpones sin 
revocar, o en los techos de paja, 
esperando la ocasión de devorar 
una mosca u otro Insecto de 
costumbres nocturnas. 


En general, a las arañas se les 
teme en forma infundada, pues 
la mayoría de ellas son inofensi¬ 
vas y muy útiles, por la gran 
cantidad de Insectos que devo¬ 
ran. Todas tienen la facultad de 
elaborar una sustancia seme¬ 
jante a la seda, sumamente re¬ 
sistente, por medio de glándu¬ 
las especializadas que poseen 
en su abdomen, y con las cuales 
elaboran sus “telas", que adop¬ 
tan diversas formas, que pue¬ 
den ser desde una red, hasta la 
del tapizado de su cueva, hecha 
en el suelo, unión de ladrillos, 
grietas, entre los pastos, etc. 
Un ejemplar de araña más que 
conocido y temido, es la “Araña 
del Lino”, muy común no sólo 
en nuestro país, sino en casi 
todo el mundo, tomando algu¬ 
nas variantes de color y tamaño, 
pero guardando características 
comunes. Es una de las espe¬ 
cies ponzoñosas de arañas, igual 
que la Loxosceles letae, tan co¬ 
mún en las zonas tropicales y 
sub tropicales, o la “Araña de las 
Bananas” que puede producir 


accidentes mortales. 

Ala Araña del Lino también se le 
suele llamar “Viuda Negra", por 
su color, y porque “queda viuda” 
al ser fecundada por el macho, 
que es devorado por ella luego 
de la unión sexual. 

Esta común y curiosa araña, 
llamada Latrodectus mactans o 
Latrodectus mirabiiis -existen 
también otras variantes muy 
semejantes-, no vive solamente 
en el lino, sino también en el 
trigo, la avena, etc. Es común en 
los espartillos, es decir pastos 
altos de nuestro campo. Allí teje 
su tela, y se ubica con el dorso 
hacia abajo, a la espera de su 
alimento, que se trata de peque¬ 
ños insectos. 

Es fácilmente visible, por pre¬ 
sentar un color negro brülante, 
con una mancha en forma de 
reloj de arena en su vientre, de 
color amarillento, aunque las 
manchas pueden variar de ubi¬ 
cación y color en los distintos 
tipos de Latrodectus. Parece una 
pequeña uva brillante. La hem¬ 
bra mide 10,5 milímetros o poco 
más, y el macho es mucho más 
pequeño. 



La Araña del Lino. La hembra 
es de mayor tamaño que el ma¬ 
cho. (Ilustraciones del archivo 
de EL HERALDO). 


3 




Mundo Biológico 


Además de sus ocho patas, -al 
igual que todas las arañas-, pre¬ 
senta un par de “quelíceros”, 
que son verdaderas uñas hue¬ 
cas y muy afiladas, que están 
conectadas a glándulas vene¬ 
nosas, que introducen la pon¬ 
zoña en sus víctimas. 

El macho es tan ponzoñoso 
como la hembra, pero su “apa¬ 
rato inyector” es más pequeño y 
tiene más dificultad para “pi¬ 
car". Su ponzoña es una 
neurotoxina, es decir que actúa 
fundamentalmente sobre el sis¬ 
tema nervioso y se sabe que es 
quince veces más potente que la 
ponzoña de la “Víbora de Casca¬ 
bel”. Pero existe en muy peque¬ 
ña cantidad: de 0,4 a 0,5 milí¬ 
metros cúbicos. A su vez, si la 
víctima es el hombre, la resis¬ 
tencia de éste hace que el efecto 
sea menor. 

Al trabajar en el corte del pastos, 
al emparvar o al hacer “gavillas” 
etc., es común que pueda caer 
esta araña a la ropa del hombre, 
que al sentirla, instintivamente 
la aprieta. Es en esa oportuni¬ 
dad que le dava sus quelíceros. 
El cuadro que provoca en la 
víctima es dramático: elevación 
de la presión sanguínea, dolo¬ 
res intensos, contracturas mus¬ 
culares, temblores, sensación 
de asfixia, incoherencia en la 
palabra y en los actos, 
sudoración fría, etc. Todas es¬ 
tas manifestaciones, unidas a 
otras, dan un aspecto realmen¬ 
te preocupante del paciente. 
Siempre el pronóstico es reser¬ 
vado, y en personas con defi¬ 
ciencias orgánicas u otras afee- 
dones, puede provocar la muer¬ 
te. Pero la verdad es que los 
casos de intoxicación por 
Latrodectus son pocos y casi no 
se han registrado muertes. 
Cuando el que esto escribe ac¬ 
tuaba en la Enseñanza Secun¬ 


daria, contando con la buena 
voluntad del Director dd Hospi¬ 
tal Florida, Dr. Oscar R. Gon¬ 
zález, buscamos inútilmente 
casos de muerte por esta araña, 
encontrando sólo casos de res¬ 
tablecimientos a los cinco a diez 
días del acddente. Seguramen¬ 
te se trató de padentes sanos y 
fuertes, pues en los niños el 
peligro es mayor, -dado el volu¬ 
men de la ponzoña y el menor 
volumen físico del niño- lo mis¬ 
mo que en personas alérgicas y 
con sensibilidad especial a de¬ 
terminados elementos químicos 
ajenos a su organismo. 

La existencia de “Araña del Lino” 
no es constante. Hay años en 
que casi no se encuentran; en 
cambio vemos que en otros son 
muy comunes. Recuerdo que 
con la Prof. Sra. Carmen Bonilla 
de Schwartzmanny alumnos de 
preparatorios, localizamos una 
gran cantidad en el campo exis¬ 
tente frente al Frigorífico Granja 
Florida, pudiendo observar los 
estudiaTites su ubicación, la for¬ 
ma de la tela, las ootecas conte¬ 


niendo gran número de huevos, 
etc. 

No es agresiva, sólo clava sus 
quelíceros al comprimirla con¬ 
tra el cuerpo de la persona que 
percibe su presencia. Una pro¬ 
fesora especializada en ellas, lo 
demostró en nuestro liceo, al 
dejarlas caminar sobre su brazo 
desnudo. 

Existe suero antUatrodectus y 
diversos medicamentos que ac¬ 
túan eficazmente frente a este 
grave estado de intoxicación. 
Como vemos, el hombre está 
rodeado de seres que igual que 
él, deben defenderse de la agre¬ 
sión exterior. La ponzoña de 
este arácnido no está elaborada 
para matar al hombre; tan sólo 
le sirve para paralizar a sus pre¬ 
sas y para defenderse. Es el 
medio que la Naturaleza le dio 
para poder existir. 

Observando todos estos aspec¬ 
tos del medio natural que rodea 
al hombre, aprenderemos a res¬ 
petamos y a protegemos unos y 
otros. 

W.M.G. 19/12/85 



4 



La ciudad 


Paisajista de prestigio 

internacional fue quien 
delineó el Prado de Florida 


Muchos floridenses ignoran 
quién fue este artista y técnico 
francés, a quien Florida debe 
recordar, pues su trabajo y de¬ 
dicación artística al crear el Pra¬ 
do de nuestra ciudad hace que 
su nombre no sea olvidado y sí 
tenido en cuenta en el 
Nomenclátor interno de nues¬ 
tro hermoso parque. 

¿Quién fue y cómo llegó a Flori¬ 
da? Milton Schinca le recuerda 
por su obra gigantesca en el 
hermosearrüento de Montevideo, 
y sobre todo por transformar los 
médanos y yermos terrenos de 
Carrasco en el actual Parque 
Roosevelt. 

También el Dr. Bonavita, aquél 
médico con alma de artista e 
historiador, evoca su figura y su 
fina sensibilidad artística en sus 



Don Carlos Racine. (Foto del 
suplemento “El Día” del 25 de 
setiembre de 1960). 


amenas y hermosas crónicas 
que siempre releemos con el 
placer de saborear la esencia 
apasionante de los personajes 
de nuestra historia. 


Es que don Carlos Racine vivió 
muchos años en La Unión, la 
patria chica de Bonavita, hasta 
que la muerte vino a buscarle en 
1935. Don Carlos Racine nació 
en Dieppe, ciudad de 
Normandía, en 1859. Hijo de 
horticultores, realizó estudios 
en la Escuela Nacional de Hor¬ 
ticultura creada por Luis XIV en 
Versalles. 

Siendo muy joven, concurrió a 
Panamá, llamado por el cons¬ 
tructor del canal, Ing. Femando 
De Lesseps para diseñar huer¬ 
tas destinadas a los obreros del 
mismo. Allí enfermó de fiebre 
amarilla y volvió a París. 

Vino al Uruguay contratado por 
Don Federico Vidiella para cons¬ 
truir un parque en su cortijo 
aún existente, y luego llamado 
desde Bolivia, construyó el Par¬ 
que Nacional de Sucre. Más tar¬ 
de volvió al Uruguay, de donde 
ya no se fue. 

Aquí trabajó junto a Don Anto¬ 
nio Lusich, en la creación de su 
maravilloso parque en Punta 
Ballena, y en la plantación de 
los bosques de esa costa del 
mar. 

En Montevideo, construyó la 
Plaza de la Unión, el Parque 
Batlle y Ordóñez, la Escuela de 
Tiro, el parque de la Facultad de 
Veterinaria, hoy Pasteur, losjar- 
dines de la Facultad de Medici¬ 
na, el Hipódromo de Maroñas, 
la Plaza Independencia, y el 
Bulevar Artigas. Pero quizá sus 
trabajos más importantes en 



Asi era la entrada del Prado hacia el año 1912, cuando fue 
tomada esta fotogrqfla. Se trata del actual acceso por Saravia 
y 19 de Abril. Se puede apreciar una amplia verja que constituía 
una especie de cordón perimetral de nuestro principal paseo, que 
hoy se puede distinguir a la entrada del Estadio Campeones 
Olímpicos. (Foto de archivo de EL HERALDO). 


5 










La ciudad 


Montevideo son el Jardín Botᬠ
nico y el Parque Roosevelt. Su 
profundo conocimiento de la flo¬ 
ra y el arte insuperable de su 
espíritu, alimentado en los jar¬ 
dines de Versalles, hicieron del 
botánico una de las Joyas cien¬ 
tíficas y artísticas más precia¬ 
das de nuestro país. Culminó 
su obra en 1912, con la inaugu¬ 
ración de la famosa Rosaleda 
del Prado de Montevideo. 

No hay duda que la obra que le 
significó el mayor esfuerzo, fue 
el diseño y la construcción del 
Parque Roosevelt. Eran trescien¬ 
tas cincuenta hectáreas de 
médanos, dunas y terreno esté¬ 
ril, junto a bañados que debían 
transformarse en un parque, 
sufriendo además de la esterili¬ 
dad del terreno, los movimien¬ 
tos de las arenas, la presencia 
del barro de los pantanos, las 
sequías de nuestros veranos, y 
aún más de una vez, la presen¬ 
cia del fuego que devastaba la 
incipiente plantación de árbo- 


Asi era la vísta de la Piedra Alta en 1908. Una calle terminaba 
allí. (Foto del archivo del Dr. Wilson Monti Grané). 

les. Florida? En 1909, el viejo Prado 

Con todas estas contrariedades, queda dividido en dos, por la 
a los pocos meses, ya habían construcción del puente sobre 
arraigado cincuenta mil árbo- la Piedra Alta. El Dr. Ursino 
les: dos mil palmas, ceibos, eu- Barreiro, decide la construcción 
caliptos, pinos, dpreses, casua- de un parque junto a la Piedra 
riñas, robles, etc. y así con enor- Alta, que hasta ese entonces 
me sacrificio y amor, se formó el sólo existía como un lugar de 
Parque Roosevelt que hoy cono- esparcimiento de la población 
cemos. bajo la forma de un bosque Indi- 

Pero, ¿cuándo vino Racine a gena, con los peñascos que to- 












La ciudad 


dos conocemos y muchos árbo¬ 
les criollos, algunos de los cua¬ 
les aún sobreviven. 

Lugar de reunión de los vednos 
Junto a nuestro hermoso Santa 
Luda Chico, y lugar también al 
que diariamente concurrían las 
lavanderas que trabajaban apo¬ 
yadas en el fondo rocoso del río, 
que en él verano recordaba a un 
río de rocas más que de agua. 
La construcción de represas 
modificó ese aspecto, que hoy 
sólo puede verse en alguna foto¬ 
graba antigua o en alguno de los 
cuadros de nuestro siempre re¬ 
cordado Juan Curuchet Maggi. 
El Dr. Ursino Barreiro deseó dar 
a Florida el empuje y la vida de 
una dudad moderna. Entre sus 
realizadones o proyectos de las 


mismas, figuraba el parque para 
Florida. 

Don Daniel Muñoz, tan vincu¬ 
lado a Florida (había sido Jefe 
Político de nuestro departamen¬ 
to), que era entonces Intendente 
Municipal de Montevideo, ded- 
dió colaborar en la obra del Dr. 
Barreiro y dispuso la confección 
de planos, etc. del parque pen¬ 
sado por el entonces Intendente 
de Florida. 

Raclne, entonces Director de 
Paseos Públicos de Montevideo, 
se trasladó a Florida y sobre las 
bellezas naturales de nuestro 
prado, diseñó y construyó nues¬ 
tro Párque de la Piedra Alta. 
Respetó los coronillas, talas, 
macizos rocosos, y plantó euca¬ 
liptos, cipreses lambersiana, d- 


preses calvos, alcornoques, cei¬ 
bos, acacias, ligustros, fresnos, 
casuartnas, ana calmitas, grevi- 
lleas, etc., marcando sus aveni¬ 
das, colocando bancos para el 
descanso, y dándole el toque de 
belleza que todos conocemos. 
Corría el 1911, cuando se termi¬ 
nó su construcdón. 

¡Qué obra más hermosa la de 
Racine! Bien merece una estela 
en nuestro parque, para que las 
generadones actuales y las que 
vendrán, sepan que allí trabajó 
y soñó un francés Ilustre, que 
vino de los jardines de Versalles 
hasta nuestra modesta e Inci¬ 
piente dudad, que encaraba el 
nuevo siglo con ansias de pro¬ 
greso y superadón. 

W.M.G. 13/01/83 


Hechos de la historia 


Reseña de la conformación 
de nuestro departamento 


Con la fundación de Montevi¬ 
deo por Zabala en 1726, se fija 
su jurlsdlcdón territorial, que 
estaba comprendida por los si¬ 
guientes límites: desde la des¬ 
embocadura del Arroyo Cufré 
en el Río de la Plata, siguiendo 
por este río hacia el este hasta 
encontrar las Sierras de Mal- 
donado. Desde la boca del Cufré 
hacia el norte, hasta encontrar 
los Cerros de Ojosmín (actual 
departamento de Flores). Desde 
estos cerros, por la Cuchilla de 
Santo Domingo, llamada tam¬ 
bién entonces como Camino de 
los Faeneros, tocando las cabe¬ 
ceras de los ríos San José y 
Santa Luda, hasta las Sierras 


de Maldonado y Puntas del 
Cebollatí, bajando hasta el Ce¬ 
rro Pan de Azúcar y llegando al 
Río de la Plata. 

Esta era la “frontera” del territo¬ 
rio o jurisdicción de Montevideo 
en el cual estaba en gran parte 
contenido nuestro actual de¬ 
partamento de Florida. Por eso 
cuando se funda el Fuerte de 
Pintado, se le llama “Guardia de 
la Frontera”. 

En 1816, Artigas dispone la pri¬ 
mera división departamental de 
la Provincia Oriental. Se crean 
seis departamentos, formándo¬ 
se el de San José que compren¬ 
día los actuales de San José, 
Florida y Flores -en ese enton¬ 


ces Porongos-. 

Con fecha 10 de Julio de 1856, 
se promulga la ley de segrega¬ 
ción del departamento de Flori¬ 
da del de San José, ley que fue la 
culminación de un proceso le¬ 
gislativo que comenzó con una 
solicitud de gran número de 
vecinos sobre todo de la parte 
norte de nuestro departamento, 
(Sarandí, Madel, etc.), que In¬ 
forman al gobierno que les re¬ 
sulta sumamente difícil poder 
cumplir obligaciones legales y 
otras situaciones por las que 
deben concurrir a la ciudad de 
San José, entonces capital de¬ 
partamental. Además ponen de 
manifiesto el desarrollo agrope- 


7 


Hechos de la historia 


cuarto creciente de la zona cer¬ 
cana a la Villa de la Florida, y la 
también creciente producción 
de riquezas y pago de tributos. 
Florida merecía ser cabeza de 


un departamento y tener sus 
propias oficinas y sobre todo, 
tener su propio gobierno. 
Dispuesta pues la fundación de 
nuestro departamento en la fe¬ 


cha antes mencionada. Florida 
presentaba entonces una con¬ 
formación territorial que luego 
sufiió algunas modiflcaciones has¬ 
ta llegar a la conformación actual. 


Los primeros límites 


En 1856, se le asigna a 
Florida el territorio li¬ 
mitado por elnorte, con 
los arroyos del Homo, 
Sauce de Villanueva, y 
el Río Yí. Por el este, la 


Cuchilla GrandeyArro- 
yo Casupá. Por el sur, 
los ríos San José y San¬ 
ta Luda. Por el oeste, el 
Río San José y los arro¬ 
yos Carreta Quemada y 


Madel. 

En 1873, cedió a Duraz¬ 
no el espado territorial 
en donde se había de¬ 
sarrollado esta dudad, 
al sur del Río Yí. Los 
límites pasan a ser en¬ 
tonces: el Río Yí, elArro- 
yo Batoví y el Arroyo 
Sauce de Villanueva. 
Los habitantes de Du¬ 
razno se habían insta¬ 
lado al sur del Yí, y el 
gobierno de entonces 
les reconodó ese “dere¬ 
cho sobre el territorio” 
en peijulcio de Florida. 
En 1875 se reduce otra 
vez nuestro territorio, 
quedando como límite 
definitivo con San José, 
el Arroyo de la Virgen, 
la Cuchilla del Pintado 
y el Arroyo Madel. 

Más tarde, en 1879, a 


los efectos de darle con- 
formadón a la 4* Sec- 
dón Judicial de Lava- 
lleja, se fijan en perjui¬ 
cio de nuestro departa¬ 
mento, los límites ac¬ 
tuales: Cuchilla Gran¬ 
de, Arroyo Chamamé y 
Arroyo Casupá. 

Esta es la historia geo¬ 
gráfica del departamen¬ 
to de Florida. De ahí la 
fecha del 10 de Julio 
que se recuerda en el 
nombre de uno de los 
prindpales centros de¬ 
portivos de nuestra du¬ 
dad. Con motivo de ce¬ 
lebrarse el centenario 
de esa fecha tan impor¬ 
tante, el antiguo “A- 
nexo” de la Plaza Ar¬ 
tigas, tomó el nombre 
de “10 de Julio”. 

W.M.G. 19/02/86 



Historia geográfica del departamento de Flori¬ 
da. (Ilustración de Femando González). 


Personalidades 


Avelino Miranda: uno de los 
33 vivió en Paso Severino 


Llega a mis manos un pequeño 
folleto, escrito por el apreciado 
vecino Don Antonio Bruschi, 
titulado “Don Avelino Miranda: 
un patriota de la Cruzada, que 
vivió en nuestros pagos”. 


Siempre fue deseo de Don Anto¬ 
nio Bruschi compartir sus 
conocimientos sobre la existen¬ 
cia de este patriota, en las cerca¬ 
nías de Isla Mala y su espíritu 
curioso e investigador le lleva a 


desentrañar algunos de los as¬ 
pectos de la vida de este “cruza¬ 
do” de 1825, que podemos decir 
que vivió entre nosotros para 
honor de nuestro pueblo natal y 
de nuestra Florida. 


8 




Personalidades 


DonAvellno Miranda formó par¬ 
te de aquel grupo de treinta y 
tres valientes, que solos y sin 
medios comenzaban la epopeya 
de la liberación de nuestra tie¬ 
rra, para lo cual tendrían que 
enfrentar a los ejércitos impe¬ 
riales lusitanos, veteranos, 
aguerridos, y muchos de ellos 
experimentados en las guerras 
napoleónicas, que contaban con 
grandes medios materiales para 
aplastar cualquier movimiento 
de nuestro pueblo. 

En la reproducción de una part e 
del inmortal cuadro de Blanes 
que luce en esta nota, lo vemos 
a Avelino Miranda. Para ser lle¬ 
vada a cabo esta obra de arte, el 
artista se informó muy detalla¬ 
damente sobre las característi¬ 
cas físicas y temperamentales 
de cada uno de los integrantes 
de aquel grupo de Patriotas, y 
trató -lográndolo-, de llevar al 
lienzo a tan extraordinarios va¬ 
lientes, con la mayor naturali¬ 
dad y fidelidad posibles. 

Don Avelino Miranda fue solda¬ 
do de Artigas y emigró a la Ar¬ 
gentina cuando el poder portu¬ 
gués se adueñó por la fuerza de 
la Banda Oriental. Desde allí 
volvió con sus 32 compañeros a 
las órdenes del Gral. Lavalleja, 
el 19 de abril de 1825, desem¬ 
barcando en la Playa de La Agra¬ 
dada. 

El cuadro de Blanes se pintó 
previo estudio del artista del 
lugar del desembarco, en un 
mes de abril y a la misma hora 
dél acto sublime, a los efectos de 
darle a su obra el mayor realis¬ 
mo posible. 

Este cuadro fue posteriormente 
estudiado en forma muy prolija 
por el Dr. Francisco Berra, en 
enero de 1878, quien realizó 
una completa descripción de 
dicha tela: la playa, el bosque, el 
délo, el río y la fisonomía de 



Doña Dolores Bernarda Lagos. 
Transcribimos la leyenda que 
luce en la foto tomada por el 
“Diario del Plata": “Doña Dolo¬ 
res Bernarda Lagos, de 80 años 
de edad, h(/a de Don Nicolás 
Lagos, guerrero de la Indepen¬ 
dencia. Vive en los campos de la 
Sucesión Castilla, en Isla Mala, 
en la zona donde se explotan 
las grandes canteras de piedra 
caliza, en compañía de otra 
hermana suya de mayor edad. 

Doña Dolores, a pesar de su 
edad es fuerte y sana. Ignora la 
mayoría de las cosas importan¬ 
tes que han ocurrido en el mun¬ 
do en estos últimos años y tiene 
la felicidad a su alcance en el 
viejo ombú en el centro del pa¬ 
tio, en las jaulas y tramperos de 
pájaros, en el cariño de su her¬ 
mana, en la protección de los 
“patrones”, en la pensión del 
Gobierno y en el apetitoso mate 
amargo ”. 

cada cruzado, tan exactamente 
captados por Blanes, siendo 
descritas en esa fecha en un 
estudio crítico publicado en “El 
Siglo” (Pivel Devoto). Allí vemos 


a Avelino Miranda junto a los 
demás héroes, entre Celedonio 
Rojas, -con características nati¬ 
vas-, Agustín Velázquez y Ma¬ 
nuel Freire en el momento del 
Juramento. 

Esta descrlpdón llega a noso¬ 
tros, pudiéndose identificar a 
todos y cada uno de ellos con 
total realismo. Todos los driza¬ 
dos, con excepción de Freire, 
acompañaron a Oribe en la 
Guerra Grande. Miranda, -se¬ 
gún le narraron sus hijas ya 
andanas a Don Antonio Brus- 
chi, hace ya muchos años-, siem¬ 
pre mantuvo una íntima amis¬ 
tad con el Gral. Lavalleja. Freire 
era colorado y murió asesinado 
en Quinteros. El cruzado que 
figura en el cuadro junto a Ma¬ 
nuel Freire, que apoya su mano 
izquierda en el pecho en el mo¬ 
mento de jurar, es Gregorio 
Sanabria, que según Pivel De¬ 
voto, fue el primero en caer en 
Sarandí. 

Retomamos aquí la narradón 
que nos hace Don Antonio 
Bruschi: conodó a las hijas de 
Miranda ya andanas y a través 
de ellas y de un maestro parti¬ 
cular que actuaba como tal enla 
Estancia de Castilla, -vecina al 
campo de Miranda -, se enteró 
de muchos de los aspectos de la 
agitada vida de Don Avelino 
Miranda. 

Este patriota, además de figurar 
en la tela de Blanes, figura como 
soldado en la Lista de los Treln- 
tayTres Orientales, que en 1825 
estructurara y firmara el Gral. 
Lavalleja. En la lista impresa en 
1830 figura como Cabo. Como 
manifiesta Don Antonio Brus¬ 
chi, Miranda sirvió con Oribe en 
la Guerra Grande y poseía en el 
Sauce, Canelones, una “suerte” 
de campo (2.700 cuadras), que 
redbió -lo mismo que los demás 
cruzados-, como premio del 


9 



Personalidades 



Reproducción departe del cuadro deBlanes sobre el Desembarco 
en La Agraciada, en la que identificamos a Avelina Miranda (1), 
Celedonio Rojas (2), Agustín Velázquez (3), Manuel Freire (4), y 
Gregorio Sanabria (5). 


Gobierno Oriental a sus sacrifi¬ 
cados servicios. 

Luego de los doce años de la 
Guerra Grande, realmente amar¬ 
gado de ver a sus compatriotas 
matarse entre sí, resolvió no 
solamente cambiar su nombre, 
sino también venirse a vivir a la 
entonces aislada zona de Paso 
Severino, en donde nadie le co¬ 
nocía. Yano es Avelino Miranda, 
sino Nicolás Lagos, y compra 
una pequeña extensión de cam¬ 
po en donde cultiva la tierra y 
tiene algunos animales. 

La venta de su propiedad en el 
Sauce -nos dice Bruschi- le per¬ 
mitió enfrentar los gastos que le 


ocasionó el cambio de nombre y 
apellido, comprándole docu¬ 
mentos a otra persona, traslado 
y compra de la nueva propie¬ 
dad, de mucho menos exten¬ 
sión. 

Resuelve así iniciar en estos 
pagos una nueva vida. Su pro¬ 
piedad lindaba con la de Don 
Máximo y don Comelio Castilla, 
antiguos y apreciados vecinos 
de Isla Mala, vinculados por la¬ 
zos de amistad con mi familia. 
Ahí formó su hogar, y luego de 
muchos años de haber falleci¬ 
do, sus ancianas hijas fueron 
conocidas y tratadas por Don 
Antonio Bruschi, que trabajaba 


en establecimientos de lechería 
de la vecindad, siendo muy Jo¬ 
ven. En su protección, Don 
Máximo Castilla llevó a dos de 
las hijas sobrevivientes de Don 
Nicolás Lagos a su estancia, en 
donde encontraron mayores 
cuidados y tranquilidad dada la 
edad de ambas. 

El que esto escribe, muchas 
veces oyó nombrar en Isla Mala 
a las vlejitas Lagos. En la publi¬ 
cación del libro sobre Florida 
que realizó “El Diario del Plata" 
en 1931, se dedican muchas 
páginas a la zona de Isla Mala, y 
aparece fotografiada con su mate 
y junto a un ombú de la Estan¬ 
cia de Castilla, Doña Dolores 
Bernarda Lagos, ya con 80 años 
cumplidos. Ella y sus hermanos 
recibieron de su padre, Avelino 
Miranda (luego Nicolás Lagos), 
la historia de lo que narramos 
aquí, y también el viejo maestro 
Don Andrés Fernández que se 
quedó para siempre en la Estan¬ 
cia de Castilla, conocía por boca 
del mismo Lagos la historia de 
su vida. 

Según Don Antonio Bruschi, 
las dos hijas sobrevivientes de 
Lagos, ya muy ancianas, fueron 
llevadas por Don Máximo 
Castilla a su casa de Canelones, 
en donde terminaron sus días. 
Leyendo “Hombres de mi tie¬ 
rra”, del Dr. Luis Bonavita, ve¬ 
mos que en uno de sus capítu¬ 
los trata de seguir todas las 
etapas de la vida de cada uno de 
los Treinta y Tres Orientales, 
hasta su fallecimiento. Cuando 
habla de Avelino Miranda, dice 
que ignora qué fue de su vida 
luego de la Guerra Grande. 

Ya no era Avelino Miranda, sino 
Nicolás Lagos, y probablemente 
sus huesos reposen en nuestro 
departamento, quizá en un ce¬ 
menterio rural, pues el de Isla 
Mala aún no existía. De haber 


10 


Personalidades 


vivido aún el Dr. Bonavita hu¬ 
biera encontrado una pista para 
localizar la última morada de 
aquel patriota un poco nuestro. 
Sin embargo. Barrios Pintos, nos 
dice queMirandamurió en 1837 
en los montes del Arroyo Las 
Conchas, en el departamento 
de Durazno, asesinado por dos 
maleantes, según las declara¬ 
ciones del soldado de la escolta 
de Oribe, Juan Miranda (¿pa¬ 
riente de Avelino?). De acuerdo 
a lo narrado por Juan Miranda, 
los asesinos no pudieron decla¬ 
rar, ya que uno de ellos fue 
muerto y el otro huyó. 

Ambas versiones, aunque dis¬ 
pares, se tocan en un punto: la 
Ignorancia sobre el fin de Avelino 
Miranda. Su “tocayo” declara 
que murió, pero no hay docu¬ 
mentos, ni nadie lo vio, ni se 
prendieron a los presuntos ase¬ 
sinos. Todo radica en una de¬ 
claración sobre un hecho ocu¬ 
rrido en un lugar desierto. 

La otra opción: que se cambió de 
nombrey continuó vivo. Pienso, 


en mi modesta opinión, que esta 
es más válida. Lo del cambio de 
nombre, quién sabe por qué ra¬ 
zón y su posterior radicación en 
Paso Severino, tiene al menos la 
versión transmitida oralmente 
por sus hijas, en un relato con¬ 
fiable. 

La existencia de Avelino Miranda 
en nuestro departamento, es un 
jalón más de la vida histórica de 
éste, tan rica en episodios de los 
quenos enorgullecemos. La pre¬ 
sencia de Artigas en el Paso de la 
Arena, el nacimiento de Rivera 
en el Arroyo de la Virgen, la 
presencia de Joaquín Suárez en 
Villa Vieja, el casamiento de 
Lavalleja en nuestra iglesia, la 
Declaratoria de la Independen¬ 
cia, la presencia de nuestro ve¬ 
cino y héroe de La Agraciada 
Don Atanasio Sierra y tantos 
nombres y episodios históricos 
que vinieron luego, hacen de 
Florida un crisol de recuerdos 
que nos permiten mirar el por¬ 
venir con más esperanzas. 

Bien ha hecho Don Antonio 


Bruschi en escribir sus recuer¬ 
dos sobre Avelino Miranda o 
Nicolás Lagos, sus charlas con 
sus hijas octogenarias casi. 
Doña Dolores y Doña Melitona 
Lagos, sus vivencias e informes 
a través de aquel apreciado veci¬ 
no que fue Don Máximo Castilla, 
que rodeó y protegió a las hijas 
del guerrero hasta su muerte, y 
el viejo maestro Don Andrés 
Fernández, hombre muy culto 
para la época, que hablaba y 
aconsejaba a los paisanos del 
lugar que, en su Ignorancia pero 
con cariño, le llamaban “El Viejo 
Chicharra”. 

Las historias de los hombres y 
de los pagos, formarán un (fia, la 
gran historia nacional quizá más 
real y verídica que la que nos 
tocó estudiar, y eso se hará con 
los pequeños folletos como el de 
Don Antonio Bruschi, que a su 
edad, sigue recordando y escri¬ 
biendo “cosas” de su pago, que 
también es mucho del que esto 
escribe. 

W.M.G. 24/02/87 


Hechos de la historia 


Reminiscencias 
del candombe 


La casa de Misia Antonia o 
“Mamá Tonona”, lucía una ban¬ 
dera blanca sobre su techo des¬ 
de el día anterior al candombe, 
para que los morenos supieran 
que al otro día habría baile. Talo 
recordaba la canción “...encasa 
de Misia María Tonona, desde 
ayer está embaderau...’’, y el 
coro repetía mientras bailaba 
“¡ohol ¡ohol ¡oho!... cunschá. 


(Nota II) 

cunschá, cunschí, cunschí por¬ 
que a Mamá Tonona le gusta así 
¡ohol ¡ohol ¡ohol... ” 

¿Por qué recordamos esto? Sen¬ 
cillamente porque nos llamaba 
la atención. 

El tío, a quien queríamos tanto 
y tanto respetábamos, había vi¬ 
vido una vida Intensa, en con¬ 
tacto con todas las clases socia- 
lesde Florida. Don Severino Bula 


fue su amigo entrañable y jun¬ 
tos disfrutaron de una juventud 
plenayalegreyrecordaban has¬ 
ta los cantos de sus correrías 
por la entonces Incipiente villa. 
Hace ya muchos años que el Tío 
Talo venía diariamente por las 
mañanas a tomar unos mates a 
mi casa. En ella trabajaba una 
morena como lavandera y plan¬ 
chadora que mucho apredába- 


11 


Hechos de la historia 


mos y que durante años concu¬ 
rría asiduamente a ella. Vieja 
conocida de Talo, un día éste le 
dice: 

-"¿Recuerda usted aquellos bai¬ 
les en lo de Tonona?” 

-”|Pero Don Talo, yo no había 
nacido aún, cuando se hacían 
los candombes!” 

-"No se me haga la nena, que yo 
recuerdo que usted era niña 
grande y sus padres la llevaban 
al candombe". 

La pena irremediable es que en 
tiempo de estos diálogos, no 
existían los grabadores, porque 
de ese modo quizá hubiésemos 
podido grabar definitivamente 
aquellas conversaciones y aque¬ 
llos cantos que nuestros viejos 
recordabany los repetían, con el 
sabor dulce que tiene el 
rememorar las horas de una 
juventud sin límites. 

En Florida existieron esclavos 
que dejaron sus descendientes 
que nosotros conocimos y cono¬ 
cemos. El negro tiene origen 
africano y todos vinieron de 
aquel lejano continente. El ba¬ 
rrio Piedra Alta conoció a las 
viejas lavanderas, que trabaja¬ 
ban en sus riberas pedregosas. 
Aún recordamos algunas que 
portaban sobre sus cabezas 
enormes atados de ropas. En 
toda la ciudad trabajaban los 
morenos en los trabajos domés¬ 
ticos, perodebemos recordar que 
muchos de ellos acompañaron 
noblemente a sus amos en la 
Independencia de la Patria y en 
la conformación definitiva del 
país, sirviendo en los bandos en 
que se dividieron sus habitan¬ 
tes. 

Beto Dibarboure recuerda en 
su “Un Abril para Florida”, a 
Bartolo Peña, seguramente hijo 
de esclavos. Este personaje de 
la Florida de antes, según Beto, 
y más lejos aún, según Don 



“Deodato Terra, el Marqués de 
las Cabriolas ”. Dibujo de 
Fierabrás publicado por EL 
HERALDO el 2 de marzo de1923. 

Orestes Scotti, cofundador de 
EL HERALDO, dice que llevaba 
el baile, la comparsa y el 
candombe en el alma. Coman¬ 
dando su comparsa de negros, 
empuñaba el estandarte y se 
sentía no sólo el director, -que lo 
era-, sino el amo de la compar¬ 
sa. Cuando un día no encontró 
la obediencia y la disciplina ne¬ 
cesaria en sus huestes cama- 
valeras, abandonó del todo sus 
hábitos y dijo: “Me voy porque 
ya no hay formalidad en la com¬ 
parsa!'. 

Esa frase volvió a repetirla una 
morena, según nuestros recor¬ 
dados viejos, Juana Paula 
Albano, también muy afecta al 
candombe y a las comparsas de 
carnaval, pues un día, frente a 
la casa de la familia Mendoza, en 
donde hoy está la Piscina Muni¬ 
cipal, frente a un desorden cau¬ 


sado en su conjunto, dio un 
buen golpe con el estandarte a 
uno de sus insubordinados, re¬ 
pitiendo las palabras de Bartolo 
Peña: “¡Ya no hay formalidad en 
la comparsaJ" 

Según el Tío Talo, que conoció 
bien a Bartolo Peña, cuando 
éste llevaba alguna copa de las 
de antes (de La Habana) entre 
pechoy espalda, subía a caballo 
y llegando a una esquina excla¬ 
maba en alta voz: “¿Qué es gra¬ 
mática?’’ Al no contestarle na¬ 
die, él mismo respondía: “Es el 
arte de leer y escribir correcta¬ 
mente y con propiedad". Y se¬ 
guía: “¿En cuántas partes se 
divide lagramática?"Y él mismo 
se contestaba: “Prosodia, Ana¬ 
logía, Sintaxis y Ortografía"... 
“¿Qué es prosodia...?" Y así se¬ 
guía su clase callejera desde su 
cabalgadura para quien quisie¬ 
ra oírlo, que a veces sumaban 
varios, tomando a chacota la 
“clase” de Bartolo Peña. 

Él preguntaba y él se contesta¬ 
ba las pocas palabras que había 
aprendido de memoria. Tenía 
fama de brujo o milagrero: cura¬ 
ba empachos, hada y deshacía 
daños, etc. etc. 

Dice Scotti: “con Canuto, el ai¬ 
roso y leído lustrador de zapatos 
y más tarde con Deodato Terra, 
el inimitable “Marqués de las 
Cabriolas”, (trono ocupado en 
nuestra niñez por Primitivo 
Marichal), Bartolo Peña com¬ 
partió, claro está que en un pla¬ 
no superior al de aquellos, la 
notoriedad de la raza injusta¬ 
mente despreciada. 

Los viejos de nuestra crónica 
conocieron a Bartolo en los 
candombes de Florida y en las 
comparsas de nuestros carna¬ 
vales, en donde siempre fue un 
animador incansable, lo mismo 
que a Juana Paula Albano, que 
también dejó de salir en cama- 


12 


Hechos de la historia 


val porque “ya no había forma¬ 
lidad en la comparsa”. 

El tamboril del candombe y de 
las comparsas está dentro de la 
sangre de la gente de color. Flu¬ 
ye de adentro hada afuera y 
contagia. No es nativo, ni nues¬ 
tro. Vino con el esclavo desde el 
daro de la selva africana en 
donde se reunía la tribu para 
danzar y cantar. 

¡Qué lástima que Don Severino 
y el Tío Talo no hubieran vivido 
unos años más, para podemos 
dejar impresos en una cinta 
magnética la música y el ritmo 
de esa manifestación telúrica de 
una raza tan noble y buena! Y 
también (qué lástima que doña 
Laurearía, nuestra buena ami¬ 
ga y servidora, no nos pudiera 
haber dejado alguna mejor im¬ 
presión de los candombes, por¬ 


que según ella: “Era muy niña" 
cuando se bailaba candombe. 
Y volvemos a repetir una frase 
que hemos dicho en más de una 


oportunidad: “todo lo que no se 
escribe o se graba, se pierde irre¬ 
mediablemente”. 

W.M.G. 05/06/86 



TALO LLEGA A 


AS. (Dibujo de F erabras) 


Bristol: Jj'*é Rosiin 
Sánchez cap. José Ga 
Angel Mastrángelo. 

Vale: Angel L. Silva y 
ció cap. Enrique rer 
Arcos y Luis G. G”\ 
Primer periodo: bns 
Scorcrs: Galloti 1 do 
Mastrángelo 1 doble, ' 
i Fernández 1 doble, u 
IRossini 1 fou\. 

1 SeguAdo periodo. Y 

I—Score. Arcos 2 de 
dobles, Galloti 2 foul. 
rdobles, Macció 1 d< 

foul. 

Se distinguieron en u 
Vtul, García, Sánchez, 
Ilóti. , P 

En lilas yalistas b 
icos; Macció y Silva 


Desaf 

El Estudiantes de; 
~~~ <m catedori! 


“Talo llega a Maroñas". Dibujo de Fierabrás publicado por EL 
HERALDO el 4 de enero de 1923. Fierabrás fue Alberto Pratto f 
conocido pintorfloridense que publicó en páginas de EL HERALDO 
una serie de imágenes de 44 transeúntes conocidos". 


La ciudad 


La Escuela Varela 


Así, como lo muestra la foto, era 
la escuela que ahora lleva el 
nombre de Varela, cuando se 
construyó: calles de tierra y su 
alrededor casi un descampado. 


La foto data de 1920, pero en el 
libro “Florida y sus progresos" 
de Alfonso Acosta y Lara, (edita¬ 
do con motivo de cumplir 100 
años la ciudad de Florida en 


1909), ya aparece la foto de esta 
escuela. 

Sin duda fue uno de los edificios 
levantados por el Estado, (por el 
“Departamento Nacional de In¬ 
genieros”), más funcionales y 
hermosos que en esa época se 
construyeron con destino a es¬ 
cuelas. Tiene por lo menos pues, 
ochenta años de existencia y era 
de líneas armoniosas, hoy mo¬ 
dificadas conlas ampliaciones y 
adaptaciones realizadas en el 
edificio. 

Poseía amplias galerías, casa 
habitación para su Director y 
un gran terreno aún no cercado 
por la hermosa verja y cerrado 
por el portón que aún se conser¬ 
van intactos. Haciá el sur linda¬ 
ba con los terrenos y construc¬ 
ciones de Don Natalio Manera, y 



13 




La ciudad 



allí existía un gran aljibe con 
artísticos hierros, hoy desapa¬ 
recido y un espeso y verde caña¬ 
veral, en el lugar exacto en que 
hoy se ve un frondoso ceibo. 
Sobre el techo de la escuela se 
observan grandes renovadores 
de aire, con forma de torretas, 
que permitían la ventilación de 
las aulas, situadas todas en la 
planta baja. Era en ese entonces 
la Escuela de Primer Grado N e 3, 
y se conocía cuando asistimos a 
ella, como la escuela de “Misia 
Ángela”. De Primer Grado, por¬ 
que sólo tenía clases hasta 4® 
año, y de “MisiaÁngela" pues en 
ese entonces la dirigía la Sra. 
Ángela Gil de Icasurlaga. 
Recién luego de fusionarse con 
al Escuela N®2 de Varones, tomó 
el nombre de Varela, nombre 
que pertenecía a ésta última, 
con el cual la han conocido las 
generaciones actuales. 

Esta escuela fue fundada en 
1883, no sabemos en qué lugar 
de Florida; podría haber sido en 
Ituzaingó esquina Oribe, o en 
Herrera y Batlle y Ordóñez, en 
donde la tradición oral nos de¬ 
cía que funcionaron escuelas 
públicas desde donde pudieron 
trasladarse al nuevo y funcional 
edificio. Éste contaba entonces 
de una planta baja, en donde 
funcionaban las clases y la par¬ 
te del edificio que mira hacia la 
calle 18 de Julio, estaba igual 


queahora, integrada dedos plan¬ 
tas, existiendo en ella, la cocina, 
el depósito y la casa habitación 
para la Sra. Directora y su fami¬ 
lia. 

Sobre la calle 18 de Julio existe 
aún en el edificio, una placa de 
mármol en donde se lee: “De¬ 
partamento Nacional de Inge¬ 
nieros", pero no se menciona la 
fecha de su construcción. Aesta 
Escuela concurrimos de la mano 
denuestra madre, que era maes¬ 
tra en la misma en el año 1925. 
Nos recibió la Sra. María Sica de 
Rodríguez que fue quien nos 
enseñó a hacer las primeras ra¬ 
yas y a contar en aquellos gran¬ 
des contadores de entonces, o 
en las “colleras” de “trompitos” 
de eucaliptos que juntábamos 
en nuestras casas, o en la aveni¬ 
da del cementerio. 

La Escuela ya era dirigida por la 
Sra. Ángela Gil de Icasurlaga, 
que se retiró de la Enseñanza en 
el año 1929, acogiéndose a su 
bien ganada jubilación, luego 
de haber sido Sub Inspectora 
Departamental de Florida. Tam¬ 
bién esta escuela había sido di¬ 
rigida antes, por otra gran maes¬ 
tra floridense: Doña Ana Fosalba 
de Pérez. Ésta, al igual que la 
Sra. de Icasurlaga, fueron gran¬ 
des valores no solamente de 
nuestro magisterio lugareño, 
sino del nacional. 

En nuestra escuela funciona¬ 


ban cinco grupos: dos primeros 
años, un segundo, un tercero y 
un cuarto: y cuando ingresa¬ 
mos, sus Maestras eran las Sras. 
Mana Sica de Rodríguez; mi 
madre; Srtas. Teresa Taranto, 
más tarde esposa del Sr. Ataltva 
Islas; Alicia Icasurlaga, luego 
esposa del Ing. Ricardo Villar; y 
Elena Hamaez. 

En la foto, estamos formados en 
un acto patriótico realizado en 
el patio cubierto de la Escuela, 
aún sin la moña azul (todavía no 
reglamentaria), pero las compa¬ 
ñeras con algunas muy grandes 
en el cabello. El patio casi no ha 
sufrido modificaciones, a excep¬ 
ción de los ventanales que se 
colocaron posteriormente. 

En 1927 nos enviaron a la Es¬ 
cuela de Varones N e 2, situada 
en Gallinal esquina 18 de Julio, 
local en donde ahora está la 
Cantina Policial, pero que en 
ese entonces ocupaba media 
cuadra por la calle últimamente 
nombrada. Allí concurrimos 
mientras se construía el piso 
superior de nuestra escuela, tal 
como lo luce hoy. Dejamos de 
concurrir a ella en 1929, cuan¬ 
do ingresamos a la Escuela de 
2 B Grado N® 2 para varones ya 
descrita, que dirigía entonces la 
Sra. Aída Arcos de Gutiérrez. 
Nuestra primera Escuela se lla¬ 
maba en nuestro ambiente de 
pequeña ciudad, como la “Es- 


14 








La ciudad 


cuela de Misia Angela" (Misia es 
un sinónimo de señora, que vie¬ 
ne de nuestras raíces hispáni¬ 
cas). La Sra. Ángela Gil de 
Icasuriaga la dirigió durante 
muchos años con inteligencia y 
amor, y con una consustancia- 
dón con los alumnos y sus pa¬ 
dres. 

Su Escuela era mixta, mientras 
que la N 9 2 era exclusivamente 
de varones. En ese entonces no 
se llamaba Escuela Várela. Re¬ 
den tomó ese nombre cuando 
se fusionó con la N 9 2 que le 
aportó su denominación, aun¬ 
que la verdad es que siempre se 
le nombró a la Escuela N 9 2, 
como la Escuela de Varones, 
(así como antes, muchos años 
atrás, nuestros padres la llama¬ 
ban Escuela de la Plaza, por 
estar entonces situada en el 
centenario edifldo ocupado hoy 
por el Jardín de Infantes). 

De la fusión de ambas, pues, 
suxge la Escuela N 9 2 Varela, 
que conocemos actualmente. El 
número 3 con el que la conoci¬ 
mos nosotros fue destinado para 
otro centro de enseñanza. Sien¬ 
do sus alumnos en 1er. año, 
fuimos a la Plaza Asamblea y al 
Prado, el 25 de Agosto de 1925, 
centenario de nuestra 
Independencia. Con gran fervor 
patriótico, mucha gente concu¬ 


rrió a Florida ese día: autorida¬ 
des, ejército, escuelas, liceos, 
etc. Hubo grandes y prolonga¬ 
dos discursos, inauguradón y 
puesta en marcha de obras im¬ 
portantes, etc., etc. Florida ese 
día era una verdadera colmena 
humana. Y allí estábamos no¬ 
sotros con nuestras túnicas 
duras por el almidón, portando 
banderas Orientales y de Artigas 
¡de sedal Nunca habíamos visto 
tantos soldados, con sus Oficia¬ 
les y Jefes vestidos de gran gala 
y los cañoncitos de entonces 
con sus cureñas, se llevaban 
nuestros ojos llenos de curiosi¬ 
dad sobre todo en el momento 
de efectuar las salvas en la Pie¬ 
dra Alta en Homenaje a la Pa¬ 
tria. 

También desde nuestra escuela 
vimos construir la Plaza de De¬ 
portes, frente a ella: verdadera 
conquista cultural para nues¬ 
tro medio, fruto de la visión de 
floridenses con deseos de 
superación para su pueblo. En 
donde está la Plaza de Deportes 
había un gran terreno baldío en 
el que sólo existía un hondo 
pozo manantial, al que íbamos a 
arrojar piedras para ver el efecto 
de su caída a más de quince 
metros de profundidad. Este 
pozo estaba sobre la esquina de 
Lavalleja e Independencia. 


Recordamos la instalación de 
los juegos de la mis ma y la cons¬ 
trucción del muro lindero con la 
propiedad entonces de la fami¬ 
lia Galain. Este muro un día se 
desplomó, sepultando entre sus 
escombros a un infortunado 
obrero. Frente al alboroto lógico 
de todos nosotros, la Sra. Direc¬ 
tora, suspendió las clases y nos 
envió a nuestras casas. 
Recordamos esa época ya muy 
lejana de nuestras vidas, con el 
sabor dulce que significó el amor 
de nuestros maestros, la caricia 
de nuestra madre y el recuerdo 
que nos trae el encuentro con 
los compañeros de entonces, 
que aún nos acompañan luego 
de tantos años. 

Recorro la foto que publicamos 
aquí, y veo al Tito Fau y á una de 
sus hermanas, a Rigali, a Toma- 
sito Hernández, a Félix Faltón, 
a Gabriel Neves y a Oribe Ma¬ 
rracó, (con los que continuamos 
una relación permanente en la 
vieja Tablada), a Ramón Graña, 
Asendo Preisig. Junto a mi her¬ 
mano José está Oscar Acosta 
con el que nos encontramos años 
más tarde en la Facultad de 
Veterinaria, el “Muñeco” Ortiz, 
Bernardo Martínez. Compañe¬ 
ras como las de Noria, Martínez, 
Ghan, Pieroni, León, Montaña, 
etc., etc. Muchos de ellos venían 
diariamente a pie desde los Ce¬ 
rros de Florida, en donde no 
había escuela, con el sacrificio 
que ello significaba. 

Aunque ubico a todos, no los 
puedo nombrar por su gran 
número, pero están todos en el 
recuerdo. Nuestra escuela reci¬ 
bía entonces niños de los ba¬ 
rrios de la Piedra Alta, del Prado 
Español, de la Tablada, de los 
Cerros, del Centro, etc., dado 
que no existían las escuelas 
actuales. Ahí estamos posando 
para la “posteridad" junto al al- 



15 



La ciudad 


jibe que existía sobre el profuso 
cañaveral en el límite con la 
propiedad de Don Talo Manera. 
En ese cañaveral teníamos nues¬ 
tros lugares de escondite du¬ 
rante los recreos. 

Allá por 1928, plantamos el 
ibirapitá que hoy se alza majes¬ 
tuoso junto a la escuela. Era 
entonces una plantita de 50 
centímetros, hijo del que cobija¬ 
ra a nuestro Artigas en el Para¬ 
guay. Gran fiesta en homenaje a 
nuestro héroe y entre todos cu¬ 


brimos de tierra el hoyo que lo 
recibió. Bajo su copa, han des¬ 
filado durante casi sesenta años, 
muchos niños de nuestra Flori¬ 
da, que llenan a la fecha, tres o 
cuatro generaciones. En 1929 
se alejó de la enseñanza la que 
fue nuestra directora. 

Tengo en mi archivo el folleto 
que entonces se editó, con los 
detalles del homenaje que se le 
brindó a la Sra. de Icasuriaga, y 
releo algunas de las palabras de 
su discurso de despedida... “Ni¬ 


ños queridos: también vosotros 
estáis aquí; /cómo habríais de 
faltar, si sois la alegría! ¡Gracias 
también a vosotros, niños de 
hoy de ayer, que me enseñasteis 
aquerer y ser paciente!... Siem¬ 
pre recordamos a nuestra pri¬ 
mera escuela, cuyo edificio aún 
desafia los embates del tiempo, 
y sigue esparciendo igual que 
sus hermanas, la luz de la edu¬ 
cación, que es el cimiento de 
nuestra convivencia. 

W.M.G. 02/04/86 


La ciudad 


Un sobreviviente del 
“Campito de las moras” 


En el lugar en que se unen la 
Avda. Artigasy la calle Barreiro, 
próximo al Liceo N® 1 y a la Plaza 
Tlradentes, existe un viejo árbol 
que por su ancianidad y desa¬ 
rrollo, fue respetado cuando se 
procedió a la urbanización de 
ese lugar hace más de veinte 
años. Se trata de una morera, 
que seguramente bordea el si¬ 
glo de existencia, sobreviviente 
de un otrora pequeño bosque de 
moreras que formaban parte de 
una quinta en ese lugar, bor¬ 
deando el entonces límpido To¬ 
más González. Este arroyito tan 
nuestro, era denominado por 
los florldenses más ancianos, 
“arroyo de las Quintas”, por exis¬ 
tir muchas de éstas junto a su 
corriente de agua, en tierras de 
gran fertilidad; montes de sau¬ 
ce, álamos y membrillos junto a 
sus plantaciones de verduras y 
ñútales. Alcanzamos a conocer 
y disfrutar en nuestras corre¬ 
rías infantiles en pos de los 


mistos, gargantillos, chingólos, 
naranjeros, cardenales azules, 
etc., que abundaban en esos 
parajes, sobre todo en el monte 
de sauces de lo de Sachi, en la 
vieja calera de Alzatti o en el 
monte de álamos de su vecino 
Don Pancho Dobal. Pero, volva¬ 
mos a la Morera motivo de esta 
nota: ésta estaba en la quinta de 
Pelusso y según un amigo muy 
memorioso, junto al predio en 
donde está el Liceo N® 1, perte¬ 
necieron estos terrenos al Gral. 
Timoteo Aparicio, entonces ra¬ 
dicado en Florida. Los “mucha¬ 
chos” de veinte años atrás le 
llamaban a ese lugar “el campito 
de las moras” y allí se Jugaba al 
fútbol y se remontaban come¬ 
tas, pues en él ya no quedaban 
restos de quinta; solamente es¬ 
taban las viejas moreras. En la 
década del 60 siendo el que esto 
escribe Concejal, se procedió a 
la urbanización del lugar y para 
el trazado de la calle Barreiro se 


protegió a la morera más grande 
de las sobrevivientes, como se 
aprecia en la foto, lamentable¬ 
mente deformada en su copa, 
por la proximidad de los cables 
de la energía eléctrica. Es uno 
de los árboles más característi¬ 
cos de nuestra ciudad, por su 
“ancianidad”y por su vincula¬ 
ción a muchas generaciones de 
floridenses. 


W.M.G. 17/09/86 



Foto de archivo del Dr. Wilson 
Monti Grané. 


16 



Personalidades 


Ante el recuerdo del 
Dr. Juan Guglielmetti 

(Nota II) 


Cesadas las Comisiones de Ca¬ 
ridad, nuestro primer Intendente 
Dr. Ursino Barretro, buscó en el 
Dr. Guglielmetti, el colaborador 
para hacer funcionar el Hospi¬ 
tal Florida, entonces a cargo 
como se ve, de los Municipios. 
Junto a él actuáronlos profesio¬ 
nales radicados en Florida, la¬ 
bor que se prolongó por muchos 
años, hasta que en 1927 fue 
designado Médico Ad. Honorem 
del Hospital. 

Cuando llegó a Florida con su 
título, tenía sólo 24 años de 
edad y falleció en su querido 
pueblo adoptivo a los 87 años, 
en el mes de julio de 1943. 

Le conocimos siendo ya una 
persona madura con las carac¬ 
terísticas semejantes a las que 
se observan en su foto, con su 
pequeña estatura, su brillante 
calva y su abundante bigote 
blanco. 

Nuestro Director del Liceo, Prof. 
Paul Schumann, le llamaba don 
Juan Clemenceau, por el ex¬ 
traordinario parecido físico con 
el eminente político francés. Así 
le conocimos; ya sus años mo¬ 
zos habían pasado, pero pudi- 
mosapredar siendo niñosyado- 
lescentes, las permanentes ter¬ 
tulias o reuniones hogareñas 
que realizaba con su conjunto 
de amigos. 

En verano era común verlo sen¬ 
tado junto a ellos en la vereda de 
su casa, por la noche, frente a la 
Plaza Asamblea, oyendo a nues¬ 
tra añorada Banda Municipal 
en las noches de “retreta”.' o 
simplemente tomando el fresco 



Dr. Juan Guglielmetti. 


aire que se respira en ese her¬ 
moso espacio abierto con su 
“peña”, conversando sobre los 
más diversos tópicos, sucedi¬ 
dos o por suceder. 

Era común entonces que luego 
de la cena, en verano, las fami¬ 
lias sacaran a las veredas sus 
sillas y sillones y establecieran 
una rueda de comentarios, 
amenidades, etc... 

Eran otros tiempos... Se habla¬ 
ba más, había “más comunica¬ 
ción” y no existía la televisión 
que nos está enmudeciendo 
poco a poco, sobre todo entre 
padres e hijos. 

Una gran cultura general era la 
característica que le acompa¬ 
ñaba junto a su Ciencia Médi¬ 
ca, y a su entrega al alivio del 
mal ajeno. Sabía música y su 
ilustración musical era vastí¬ 
sima. Sus conocimientos lite¬ 
rarios y sus anécdotas eran 
moneda corriente en las con¬ 
versaciones del viejo Doctor. 
No había poeta, escritor, pin¬ 
tor, escultor y hombre de cien¬ 


cia que no llegara a su hogar 
durante su estadía en Florida. 
Una vieja foto le presentaba jun¬ 
to a Fabini en una de sus tertu¬ 
lias. Belloni, cuando realizó su 
hermoso busto, estoy seguro que 
puso en él algo más que su 
indiscutido arte. 

Mantuvo una gran vinculación 
con el Dr. Daniel Muñoz, (Sansón 
Carrasco), ex Jefe Político de Flo¬ 
rida, Embajador en Italia y en 
Inglaterra. 

Muñoz demostró siempre un gran 
afecto por Florida y su gente, y 
mantuvo con Don Juan una 
abundante correspondencia que 
fuerecogldayatesorada por aquel 
querido floridense que fríe Don 
Juan Antonio Cabrera; cartas que 
el fraternal amigo Juan A. Mar¬ 
tínez Migliora publicó en algu¬ 
nos de los números de “Perfil". 
Estas cartas de Daniel Muñoz 
encierranno solamente su afecto 
con Guglielmetti, sino que refle¬ 
jan muchos aspectos de la vida 
floridense de entonces y de mu¬ 
chos de sus habitantes. 

Viajó a Europa, desde donde tra¬ 
jo nuevas experiencias, concu¬ 
rriendo a importantes centros 
hospitalarios, y también aumen¬ 
tó notablemente su ya gran acer¬ 
vo cultural. 

Fue de los primeros médicos con 
que contó la Sociedad Italiana de 
Socorros Mutuos, y cuando se 
organizó el Hospital florida, ac¬ 
tuó junto a sus colegas, Dres. 
Joaquín Ponce de León, Ernesto 
Morató, Alejandro Fernández y 
Hermenegildo Gagliardi. Fue tam¬ 
bién médico fundador en Flori- 


17 







Personalidades 


da, de la Asociación Fraterni¬ 
dad. 

Su prestigio como médico era 
reconocido en todo el pais. Tan¬ 
to es así, que a principios de 
siglo, el Gobierno le nombra 
como Médico en Rivera, y luego, 
en 1903, como Médico del 
Lazareto de la Isla de Flores. 
Florida lamenta muy sensible¬ 
mente ese alejamiento, que se¬ 
gún parece no fue muy largo, 
pues el Dr. Guglielmetü volvió 
al poco tiempo a su tierra adop¬ 
tiva. 

Martínez Migliora relata en una 
página de “Perfil", que en Rivera, 
el Dr. Guglielmetti mantenía 
muy cordiales relaciones con el 
caudillo de entonces en Livra- 
mento, Juan Francisco, dueño 
de vidasy haciendas en su terri¬ 
torio. Don Juan, como comen¬ 
taré más adelante, casi siempre 
u tiliz ó -como era lo más común 
en la época-, un vehículo con 
“tracción a sangre” para su la¬ 
bor profesional. En ese enton¬ 
ces poseía una volanta tirada 
por una yunta de petisos, regalo 
de la Reina Victoria al Embaja¬ 
dor de nuestro país, Dr. Daniel 
Muñoz, quien se los mandó a su 
vez al Dr. Guglielmetti. 

La señora de Juan Francisco, se 
“enamoró" de los petisos, y pa¬ 
rece que el deseo de tenerlos era 
tan intenso, que el propio Juan 
Francisco, sabiendo que los de¬ 
seos de su señora se transfor¬ 
maban en órdenes, le sugirió al 
Dr. que hiciera desaparecer esos 
petisos. 

El Dr. Guglielmetti, dándose 
cuenta de la gravedad del asun¬ 
to, sigilosamente los embarcó 
en el ferrocarril hada Florida, 
con destino a la Estancia “La 
Palma", propiedad de Don Toii- 
bio Urioste, en San Gabriel. De 
esa forma se salvó de los deseos 
desmedidos de la esposa de Juan 
Francisco. Esta anécdota en su 


vida, es una de las tantas que 
sus largos años y prolongada 
actuación profesional, multipli¬ 
caron por centenares. 

Siendo Jefe Político el Dr. Da¬ 
niel Muñoz, como hemos visto, 
mantuvo una amistad fraternal 
con Don Juan, y las resoludo- 
nes del médico amigo eran para 
él absolutamente aceptadas. 
Un día, en la Costa del Pintado, 
se llevó a cabo una opípara co¬ 
milona por parte de un grupo de 
amigos, con abundante bebe¬ 
raje. Uno de los concurrentes, 
sufrió un ataque, y fue llamado 
presurosamente Don Juan, 
quien rápidamente llegó a aten¬ 
der al paciente, pero... ya era 
tarde. Don Juan sólo pudo cer¬ 
tificar su muerte por “Apoplejía 
fulminante”. 

Donjuán se retira, y los amigos 
del difunto proceden a trasladar 
el cadáver a la ciudad, notando 
en el camino, que el cuerpo “rea¬ 
lizó un cierto movimiento”. Pre¬ 
surosos, buscan de nuevo al 
Dr., pero éste se niega a concu¬ 
rrir: “Fulano está muerto, y bien 
muerto desgraciadamente’’. 
Desesperados, los emisarios 
buscaron al Jefe Político y le 
narraron lo sucedido, así como 


la negativa de concurrir de 
Guglielmetti. Oídas las súpli¬ 
cas, el Dr. Muñoz dijo: 

- "¿Don Juan lo vio?" 

-"¡Si señor Jefe!" 

- "Bueno. Aunque Fulano salte y 
baile, si Guglielmetti dice que 
está muerto, no hay qué hacerle: 
está muerto"-, y prosiguió con 
su partida de billar. 

Un episodio que no se conoce: 
nuestro gran dramaturgo Flo¬ 
rencio Sánchez, escribió parte 
de su obra “Los Derechos de la 
Salud", en la estancia de su 
primo Don Joaquín Sánchez, 
situada en Costas de Arias, to¬ 
talmente fraccionada, cuyo cas¬ 
co muy deteriorado, forma parte 
de un predio explotado por 
U.T.U. 

Florencio escribió un personaje 
atacado de tuberculosis, y fre¬ 
cuentemente consultaba telefó¬ 
nicamente al Dr. Guglielmetti 
sobre síntomas, temperamento, 
reacciones, etc. del enfermo de 
ese mal, que son tan caracterís¬ 
ticas. Donjuán contribuyó pues 
a la descripción de un personaje 
teatral, en una obra que desgra¬ 
ciadamente es una de las que 
menos se ofrece al público. 

W.M.G. 12/12/86 



La clásica rueda del Dr. Guglielmetti, fotografiada junto al 
Santa Lucía Chico. En la foto aparecen Carlos María González, 
Carbonell, Dr. Gortarí, Dr. Guglielmetti, Dr. Abente, Dr. Reynés, 
Rogelio Roca. A un costado aparece el Prof. Paul Schwartzmann 
tratando de empujar al agua a don Manuel del Rio. (Foto del 
archivo de EL HERALDO). 

18 





Hechos de la historia 


Una estancia semiderruída 
con recuerdos de 
Florencio... 


Hace poco tiempo, concurrí con 
el Sr. Humberto De Feo y el 
equipo que tiene a su cargo la 
producción de la serie televisiva 
“La revista Estelar", a visitar el 
casco de la ex Estancia “María 
Elisa" que fuera propiedad de 
aquel caballero floridense que 
alcanzamos a conocer en su 
ancianidad, y que se llamara 
Don Joaquín Sánchez. 

Declaro que no sólo fui como 
guía por el hecho de conocer 
desde muchos años atrás la 
ubicación precisa del citado 
bien, sino por mi curiosidad de 
ver “in situ” el lugar a donde 
concurría hace muchos años, 
un primo hermano de Don Joa¬ 
quín, a descansar, a oxigenarse, 
a renovar el cordial y tierno vín¬ 
culo con esa familia, y curiosa¬ 
mente, en una oportunidad, a 
escribir en una de sus estadías, 
una de sus obras teatrales cum¬ 
bres entre sus múltiples crea¬ 
ciones de dramaturgo, pilar del 
teatro rioplatense. Me refiero a 
Florencio Sánchez. 

Aquí estuvo Florencio; esta casa 
vio su figura desaliñada y sintió 
su voz. Estos árboles centena¬ 
rios fueron testigos de sus días 
apacibles en este lugar de nues¬ 
tra Florida. En esta pieza dur¬ 
mió y escribió. En esta galería, 
reunida la familia Sánchez - 
Goldaraz, brindó el cariño afec¬ 
tuoso a su primo ya enfermo, 
que recibía de la pura naturale¬ 
za, las fuerzas que mejoraban 
sus dolencias físicas, ya desgra- 



Caricatura de Florencio Sán¬ 
chez. fClisé del archivo gráfico 
de EL HERALDO, extraído de la 
revista “Perfil" del 27 de febre¬ 
ro de 1943). 

dadamente avanzadas y que le 
llevaron a la temprana muerte. 
En esta estancia Florencio par¬ 
ticipó de las tareas camperas y 
cacería de venados; era el pri¬ 
mero en levantarse y encender 
el fogón criollo, para luego hacer 
rueda cordial con familiares y 
personal tan abundante en 
aquellas épocas. 

Salía a caballo recorriendo cam¬ 


po y montes; observando la na¬ 
turaleza en sus formas más 
puras y sus colores. jEl aire 
puro del cangro! |Qué distinto al 
que respiraba en la ciudad, al 
que respiraban muchos de sus 
personajes de los cafetines, 
conventillos, prostíbulos, bode¬ 
gones del bajo de Montevideo, 
en donde se movían hablaban y 
pensaban mostrando al mundo 
“alto”, cómo se vivía en el otro 
“ambiente" y que escandalizaba 
a las "clases elevadas"! 

En la estancia del primo Joa¬ 
quín, apreciaba el cambio de 
vida. Quedaba atrás la ciudad 
de entonces: vicio ( vida de 
conventillos, alcohol, tabaco, 
bohemia, trasnochadas, enfer¬ 
medades, etc., aspectos éstos 
de una vida tan pródiga en pro¬ 
ducir personajes que él iba in¬ 
cluyendo en sus obras teatra¬ 
les, que en ese entonces, a fines 
del siglo pasado y principios del 
actual, golpeaban la sensibili¬ 
dad de la mayoría del pueblo, - 
tan atado a prejuicios de toda 
índole-, que Florencio mostraba 
al desnudo, descarnadamente, 
demoliendo obstáculos ridícu¬ 
los, pero explicables entonces, 
para mostrar al pueblo la cruda 
verdad sobre la vida de gran 
parte de él. 

Esa fue la razón por la cual sus 
obras resultaron para muchos, 
escandalosas, procaces y cáus¬ 
ticas. Y su teatro, con el apoyo 
de ranos actores y de gente avan¬ 
zada fue abriéndose paso hasta 


19 



Hechos de la historia 



La Estancia “María Elisa”, a 17 kilómetros de nuestra ciudad, 
en Colonia Sánchez. (Foto de Enrique Cerrutti de un cuadro del 
Museo Departamental). 


llegar al triunfo final que 
lamentablemente Florencio no 
pudo disfrutar enteramente de¬ 
bido a su temprana muerte. 
Pero no vamos a incurslonar en 
el terreno teatral, por tratarse de 
una actividad en la que me con¬ 
sidero profano, hasta ignorante 
y sobre el cual, sólo puedo ex¬ 
presar el mismo concepto que 
sobre la música o la pintura: 
“me gusta o no me gusta”, “la 
siento o no la siento”. Por eso 
vamos al grano, y describamos 
algo sobre la Estancia “María 
Elisa", y algunos datos sobre la 
vida de Florencio que puedan 
interesamos directamente a los 
floiidenses. 

Al llegar a lo que queda del casco 
de la estancia, una gran desa¬ 
zón nos invade. Dicha estancia 
se convirtió desde hace muchos 
años en la Colonia Sánchez, que 
en tiempos pasados fue una gran 
productora de cereales, sufrien¬ 
do luego sus campos empobre¬ 
cidos, modificaciones sustan¬ 
ciales en sus sistemas de explo¬ 
tación. Hoy está poblada por 
colonos dedicados a la lechería, 
agricultura y algo de ganadería. 
El casco fue cedido a la U.T.U. 
junto a una extensión de tierra. 
La casa está en ruinas y de no 
cuidarse, su derrumbe es cosa 
segura. Sólo presenta parte de 
las comodidades, pues muchas 
de ellas, ya no existen. De su 
galería casi no queda nada. Di¬ 
cen las crónicas que en ella, un 
día Florencio leyó a sus familia¬ 
res y personal de la estancia, 
parte de su obra escrita allí, en 
María Elisa, “Los Derechos de la 
Salud”. Esta obra fue escrita 
bajo la presión cariñosa de su 
primo Don Joaquín que insistía 
en que venciera su “entrega¬ 
miento” frente a las muchas 
contrariedades de distinta ín¬ 
dole que soportaba Florencio. 
En pocos días sobreponiéndose 


a su estado anímico escribió 
una de sus obras superiores y 
quizá una de las menos conoci¬ 
das. 

Luego de haber visitado ese lu¬ 
gar de nuestro departamento 
tan lleno de reminiscencias vi¬ 
nimos al “sarcófago” y encon¬ 
tramos “cartas de Florencio a su 
primo Don Joaquín Sánchez”, 
“Estadía de Florencio en Flori¬ 
da”, “Banquete ofrecido a 
Florencio por sus admiradores 
de Florida en el Hotel Lara" (hoy 
Centro Democrático), “Los De¬ 
rechos de la Salud” (obra escrita 
en esta estancia que hoy visita¬ 
mos, lamentando su estado rui¬ 
noso a pesar de ser un bien del 
estado), “Conferencia de Floren¬ 
cio en Florida”, “Beca otorgada a 
Florencio para financiar su 
estadía en Italia”, país del que 
retomaría muerto. 

Su muerte en plena juventud, - 
sólo tenía 35 años-, con una 
producción magnífica de obras 
teatrales y de una literatura que 
hoy a casi ochenta años de su 
muerte nos atrapa por su sensi¬ 
bilidad y descripción de las con¬ 
diciones humanas de entonces. 
Iremos en próximas notas, de¬ 
sarrollando estos puntos de la 


vida del gran dramaturgo, siem¬ 
pre pensando enlos jóvenes que 
deben ver en él, un luchador de 
avanzada que ponía en los ges¬ 
tos, actitudes y en boca de sus 
personajes, una honda filoso¬ 
fía, mantfestacionesy sentimien¬ 
tos no siempre comprendidos 
por la sociedad de entonces. 
Muchas de sus apreciaciones 
hoy son gozadas y vividas por 
nosotros, luego de haber avan¬ 
zado luchando, y demoliendo 
conceptos negativos, conserva¬ 
dores y hasta ridículos existen¬ 
tes entonces. 

El destino de Florencio era el de 
todos los iluminados que han 
pasado por este mundo: tarde, y 
a veces luego de su muerte, son 
comprendidos y jerarquizados. 
El color de sus cuadros dramᬠ
ticos, el sufrimiento de las cla¬ 
ses desposeídas, las miserias 
humanas puestas al desnudo, 
las diferencias de clases socia¬ 
les y los conflictos que produ¬ 
cen, sumado a su bondady a su 
bohemia puestas de manifiesto 
en lo que escribía, le dan un 
matiz propio que hizo de 
Florencio, el primer dramatur¬ 
go del Río de la Plata. 

W.M.G. 02/04/86 


20 


Mundo biológico 


Nuestro medio biológico 

(Nota I) 


Para poder justipreciar en su 
verdadero valor el medio natu¬ 
ral en que vive el hombre y sus 
relaciones con el clima, el suelo, 
los animalesy las plantas, tene¬ 
mos que poseer un concepto 
claro de lo que es la Ecología, 
ciencia actualizada e impor¬ 
tantísima, que orienta nuestra 
vida y la vincula a la de los 
demás seres, y al resto de la 
Naturaleza. 

Para ubicamos pues en este 
escenario, comentaremos temas 
sobre zoología y botánica de 
nuestro país, en futuras notas, 
pero primero estudiaremos qué 
es la Ecología. 

Tanto los miembros del mundo 
animal como del vegetal, perte¬ 
necen a alguna comunidad na¬ 
tural en donde encuentran con¬ 
diciones buenas, o por lo menos 
aceptables para vivir. 

Aveces las condiciones son óp¬ 
timas (buena temperatura, 
abundante alimento, etc.), pero 
otras veces la vida es más difícil. 
En ambos casos, la lucha por la 
vida se impone con las conse¬ 
cuencias que de ella derivan. No 
sólo las especies deben vivir, 
sino que deben reproducirse a 
los efectos de perpetuarse. 
Hechas estas digresiones, po¬ 
demos decir que el estudio de la 
forma de cómo viven los anima¬ 
les, las plantas y desde luego el 
hombre, en su medio ambiente, 
es la ciencia llamada Ecología. 
Las comunidades naturales es¬ 
tán formadas por millares de 
seres ubicados en lugares aptos 
para vivir en donde ellos se han 
adaptado. La vegetación de los 
desiertos se ha adaptado al cli¬ 
ma y a las condiciones duras del 


mismo. La flora del clima tem¬ 
plado se ha adaptado a sus va¬ 
riantes, lo mismo que la que vive 
en climas filos. 

Hay aves sedentarias, que para 
vivir no tienen la necesidad de 
emigrar, y otras que necesitan 
cambiar de medios para poder 
seguir existiendo. Hay peces que 
emigran y otros que no. Hay 
plantas y animales que viven en 
el agua, mientras otros viven 
muy bien enlugares secos. Unos 
son carnívoros y otros herbívo¬ 
ros. Algunos se esconden bajo 
tierra durante el invierno, y otros 
no. Algunos seres tiene la nece¬ 
sidad de vivir en forma parásita, 
mientras que otros son inde¬ 
pendientes... 

Frente a esta variedad incon¬ 
mensurable de formas de vivir, 
vemos que el hombre parece ser 
el único que se adapta a todo 
clima, alimentación, altura, 
humedad, etc. Su inteligencia le 
permite rodearse de los medios 
necesarios para lograr que los 
sistemas naturales se adapten 
a él, o él mismo lograr adaptarse 
a las variaciones naturales. 
Esta facultad de adaptación, tie¬ 
ne a véces consecuencias posi¬ 
tivas y otras veces negativas, 
como veremos más adelante. 
Pero la conclusión a la que lle¬ 
gamos es que desde los seres 
más inferiores (protozoarios, 
bacterias, virus, etc.), hasta los 
grandes animales y el ser hu¬ 
mano, necesitan irnos de otros 
para poder sobrevivir. 

El hecho de vivir exige cambios 
que pueden ser vitales desde el 
nacimiento hasta la muerte, o 
culturales e intelectuales, que 
el hombre sobre todo logra para 


su supervivencia. Digo el hom¬ 
bre sobre todo, porque hay otras 
especies que por la inteligencia 
del hombre o por adaptación 
propia pueden tomar otras for¬ 
mas de vida. 

El naranjo y otras plantas cítri¬ 
cas, el duraznero, etc., no son 
nuestros, y sin embargo el hom¬ 
bre los adaptó a nuestro clima, 
en donde igualmente fructifi¬ 
can a la perfección. Las conife¬ 
ras, como el pino, el ciprés, etc., 
fueron plantadas en nuestro 
país por hombres visionarios, y 
hoy vemos que sus semillas 
prosperan solas en los inmen¬ 
sos médanos de nuestras cos¬ 
tas. 

Todo ser vivo cumple un ciclo 
vital: nace, crece, se reproduce y 
muere. Las comunidades tam¬ 
bién pueden transformarse: la¬ 
gos que se secan, tierras fértiles 
que se hacen áridas, presas que 
modifican toda una zona, de¬ 
predaciones causadas por el 
hombre, etc. También puede 
darse el fenómeno inverso, como 
la transformación de desiertos 
en zonas fértiles (Israel, Presa de 
Assuán, Costas marítimas del 
Uruguay, etc.). 

Estas transformaciones modifi¬ 
can profundamente la vida ani¬ 
mal y vegetal de la zona. El norte 
de Africa, ahora desierto, alber¬ 
gó hace dos mil años grandes 
bosques de pinos proveedores 
de noble madera para los barcos 
de los Césares. En medio de la 
arena, se encuentran templos y 
restos de una civilización que 
existió junto a la vida vegetal y 
animal. Encontramos árboles 
petrificados en la Cordillera de 
los Andes, toda ella de piedra y 


21 



Mundo Biológico 



Puente de la Piedra Alta sobre el Rio Santa Lucia Chico y Laguna 
del Medio. (Foto aérea del archivo de EL HERALDO). 


de una esterilidad total, lo que 
prueba que allí existieron bos¬ 
ques, y que por movimientos 
orográflcos, murieron y muchos 
desaparecieron. 

El arado mal empleado hizo des¬ 
aparecer grandes zonas ricas en 
pasturas, transformándolas en 
tierras yermas, blanquéales y 
zanjones de los tantos que ve¬ 
mos próximos a Florida, restos 
de las primitivas chacras distri¬ 
buidas por el Gobierno Español 
a los primeros pobladores de 
nuestra villa. 

Todos estos cambios modifican 
la vida animal, vegetaly climática 
de la reglón. Veamos el proceso 
inverso realizado a gran escala 
en Israel, Mendoza (República 
Argentina), Assuán, etc. y para 
ser más gráfico y práctico, en el 
Uruguay. Arocena, Lusich, Ra- 
cine, Piria, Compañía Salus, etc., 
cambiaron terrenos áridos y pe¬ 
dregosos, en bosques y tierras 
fértiles. ¿Cómo? Plantando es¬ 
pecies forestales que se adapta¬ 
ron a las dunas y a los cerros 
pedregosos. Cuidándolos y re¬ 
gándolos en su primera etapa 
de desarrollo, reponiendo los 
que morían y protegiéndolos de 
los fríos, vientosy de sus enemi¬ 
gos naturales (insectos y roedo¬ 
res). 

Cuando el arbolito logra arrai¬ 
garse comienza su desarrollo 
rápidamente y ya sus cuidados 
son menores. El bosquecillo, al 
formarse, comienza a voltear 
hojasy ramas que enriquecen el 
suelo, lo que permitirá la vida de 
vegetales y animales pequeños 
(hongos, liqúenes, musgos, bac¬ 
terias, artrópodos, gusanos, 
etc.), que al morir dejarán tam¬ 
bién su materia orgánica en el 
suelo, que antes carecía prácti¬ 
camente de ella. 

Al bosque formado, vendrán las 
aves, que dejarán su estiércol, 


sus plumas y sus cadáveres en 
esos terrenos. Al haber aves, 
vendrán también sus depreda¬ 
dores: zorros, comadrejas, ga¬ 
tos, hurones, reptiles, etc., que 
contribuirán a estructurar di¬ 
cha comunidad. 

De esta manera, se forma lenta¬ 
mente un suelo fértil donde an¬ 
tes no lo había. El ejemplo prác¬ 
tico es la fertilidad que tienen 
los terrenos de las zonas próxi¬ 
mas a las playas, en donde las 
plantas de jardín se desarrollan 
con rapidez y lozanía. Antes 
hubieron allí solamente méda¬ 
nos estériles. 

Los árboles, además de enri¬ 
quecer el suelo, también enri¬ 
quecen la atmósfera de oxígeno, 
(fundamental gas para todos los 
seres vivos), y crean un clima 
rico en humedad, que suavizará 
él medio ambiente, haciendo que 


los grandes fríos y calores sean 
más tolerables y menos agresi¬ 
vos. 

Quien haya conocido Mendoza 
(Argentina), y haya apreciado lo 
que puede la mano del hombre 
para modificar el medio ambien¬ 
te, podrá observar el esfuerzo 
del mismo, para lograr un mun¬ 
do vegetal distinto al que la Na¬ 
turaleza creó. Israel ha logrado 
conquistas mayores en pleno 
desierto, y nosotros hemos lo¬ 
grado algunas que aún no son 
suficientes para lo que el país 
necesita: seguimos siendo un 
país pobre en árboles. 

La forestación de los médanos 
de Carrasco, Parque Roosevelt, 
los bosques costeros hasta el 
este, los bosques de Pitia, Punta 
Ballena con la obra de Lusich, 
son los esfuerzos de unos pocos 
hombres. 

W.M.G. 18/09/85 


22 



rww, Afon// Grané nació en 25 
f ¿de Mayo (Departamento de 
| 4 ¿¡¡.Florida) el 13 de junio de 1919. 

■ “'g¡¡§ Oasado con Helena Roca Serra, 

.¡til con quien tiene tres hijos y 

siete nietos. 

Cursó Primaria en la Escuela N B 2 de 
Florida. Se recibió de Maestro Normalista 
en el Instituto Normal de Montevideo, en el 
año 1939. Obtuvo el título de Médico 
Veterinario en la Facultad de Veterinaria de 
Montevideo, en el año 1945. 

Militó en el Batllismo y fue electo Concejal 
en el Departamento de Florida para el 
período 1962-1966. También fue director 
de Abasto Municipal y Director General de 
Higiene en el municipio de Florida. 

Fue docente de Enseñanza Secundaria y 
Preparatorios; Profesor de la Escuela 
Agraria de Florida; Profesor del Instituto 
Normal de esta ciudad. También fue 
Director Interino del Liceo Departamental 
de Florida. 

Desarrolló una amplia actuación gremial: 
fue Presidente de la Asociación y la 
Federación de Empleados y Obreros 
Municipales. 

Conferenciante y divulgador permanente a 
través de diferentes medios: EL HERALDO, 
Colecciones “Nuestra Tierra”, diario “El 
País", CW33 La Nueva Radio Florida. 

Su vocación por la docencia lo ha llevado a 
dictar charlas y conferencias en centros 
educativos e instituciones públicas, 
centrando su interés especialmente en 
temas de historia nacional, de historia 
lugareña, higiene pública y ecología. 

De las publicaciones realizadas en 
EL HERALDO surge esta recopilación que 
editamos en forma de fascículos 
coleccionables. 


Coordinación: 
Nina Riva 
Diseño gráfico y armado: 

Mauricio Riva 
Diseño de portada: 
Alejandro Martínez 

Impreso en Talleres Gráficos de 
Diario EL HERALDO S.A. 
Florida, abril de 1994 
D.L. 20082/94 









IlYItMUMM 

Mimopu re Florida 


Siempre trabajando para usted, 
en una gestión sin pausas