Suplemento de distribución gratuita
FLORIDA
Crónica de las cosas nuestras
Dr. Wilson Monti Grané
Fascículo segundo
Suplemento especial de EL HERALDO
en el 75 s Aniversario
FLORIDA - ABRIL DE 1994
FLORIDA
Crónica de las
cosas nuestras
La araña del lino. 3
Paisajista de prestigio internacional
fue quien delineó el Prado
de Florida. 5
Reseña de la conformación de
nuestro departamento. 7
Los primeros límites. 8
Avelino Miranda: uno de los 33
vivió en Paso Severino. 8
Reminiscencias
del candombe (Nota 2).11
La Escuela Varela.13
Un sobreviviente del
"Campitode las moras".16
Ante el recuerdo del
Dr. Juan Guglielmetti (Nota 2).17
Una estancia semiderruída
con recuerdos de Florencio.19
Nuestro medio biológico.21
EL HERALDO
Apoya:
Junta Departamental de Florida
Mundo Biológico
La araña del lino
La ArañadelLinoJuntoalasootecasdondedepositansus huevos.
La pila sirve para proporcionar una idea de las dimensiones.
El grupo de Artrópodos llama¬
dos Arácnidos, contiene en sus
“filas" a las Arañas, grupo inte¬
grado por un conglomerado de
Individuos caracterizados por
aspectos comunes, pero que
varían de tamaño, colores, cos¬
tumbres, agresividad, peligrosi¬
dad, por su ponzoña, etc.
En nuestro medio existe una
enorme gama de arañas: desde
las de campo, llamadas vulgar¬
mente “Pollito”, “Tarántulas" o
simplemente “Peludas", -que im¬
ponen respeto por su tamaño y
su aspecto agresivo, aunque
prácticamente en nuestro me¬
dio son inofensivas-, hasta las
más pequeñas que encontra¬
mos en los rincones de las ca¬
sas, detrás de los muebles, pie¬
zas abandonadas, pasando por
las arañas “Overas", llamadas
también “Arañón" (Polybetes
pythagoricus), tan comunes en¬
tre los ladrillos de galpones sin
revocar, o en los techos de paja,
esperando la ocasión de devorar
una mosca u otro Insecto de
costumbres nocturnas.
En general, a las arañas se les
teme en forma infundada, pues
la mayoría de ellas son inofensi¬
vas y muy útiles, por la gran
cantidad de Insectos que devo¬
ran. Todas tienen la facultad de
elaborar una sustancia seme¬
jante a la seda, sumamente re¬
sistente, por medio de glándu¬
las especializadas que poseen
en su abdomen, y con las cuales
elaboran sus “telas", que adop¬
tan diversas formas, que pue¬
den ser desde una red, hasta la
del tapizado de su cueva, hecha
en el suelo, unión de ladrillos,
grietas, entre los pastos, etc.
Un ejemplar de araña más que
conocido y temido, es la “Araña
del Lino”, muy común no sólo
en nuestro país, sino en casi
todo el mundo, tomando algu¬
nas variantes de color y tamaño,
pero guardando características
comunes. Es una de las espe¬
cies ponzoñosas de arañas, igual
que la Loxosceles letae, tan co¬
mún en las zonas tropicales y
sub tropicales, o la “Araña de las
Bananas” que puede producir
accidentes mortales.
Ala Araña del Lino también se le
suele llamar “Viuda Negra", por
su color, y porque “queda viuda”
al ser fecundada por el macho,
que es devorado por ella luego
de la unión sexual.
Esta común y curiosa araña,
llamada Latrodectus mactans o
Latrodectus mirabiiis -existen
también otras variantes muy
semejantes-, no vive solamente
en el lino, sino también en el
trigo, la avena, etc. Es común en
los espartillos, es decir pastos
altos de nuestro campo. Allí teje
su tela, y se ubica con el dorso
hacia abajo, a la espera de su
alimento, que se trata de peque¬
ños insectos.
Es fácilmente visible, por pre¬
sentar un color negro brülante,
con una mancha en forma de
reloj de arena en su vientre, de
color amarillento, aunque las
manchas pueden variar de ubi¬
cación y color en los distintos
tipos de Latrodectus. Parece una
pequeña uva brillante. La hem¬
bra mide 10,5 milímetros o poco
más, y el macho es mucho más
pequeño.
La Araña del Lino. La hembra
es de mayor tamaño que el ma¬
cho. (Ilustraciones del archivo
de EL HERALDO).
3
Mundo Biológico
Además de sus ocho patas, -al
igual que todas las arañas-, pre¬
senta un par de “quelíceros”,
que son verdaderas uñas hue¬
cas y muy afiladas, que están
conectadas a glándulas vene¬
nosas, que introducen la pon¬
zoña en sus víctimas.
El macho es tan ponzoñoso
como la hembra, pero su “apa¬
rato inyector” es más pequeño y
tiene más dificultad para “pi¬
car". Su ponzoña es una
neurotoxina, es decir que actúa
fundamentalmente sobre el sis¬
tema nervioso y se sabe que es
quince veces más potente que la
ponzoña de la “Víbora de Casca¬
bel”. Pero existe en muy peque¬
ña cantidad: de 0,4 a 0,5 milí¬
metros cúbicos. A su vez, si la
víctima es el hombre, la resis¬
tencia de éste hace que el efecto
sea menor.
Al trabajar en el corte del pastos,
al emparvar o al hacer “gavillas”
etc., es común que pueda caer
esta araña a la ropa del hombre,
que al sentirla, instintivamente
la aprieta. Es en esa oportuni¬
dad que le dava sus quelíceros.
El cuadro que provoca en la
víctima es dramático: elevación
de la presión sanguínea, dolo¬
res intensos, contracturas mus¬
culares, temblores, sensación
de asfixia, incoherencia en la
palabra y en los actos,
sudoración fría, etc. Todas es¬
tas manifestaciones, unidas a
otras, dan un aspecto realmen¬
te preocupante del paciente.
Siempre el pronóstico es reser¬
vado, y en personas con defi¬
ciencias orgánicas u otras afee-
dones, puede provocar la muer¬
te. Pero la verdad es que los
casos de intoxicación por
Latrodectus son pocos y casi no
se han registrado muertes.
Cuando el que esto escribe ac¬
tuaba en la Enseñanza Secun¬
daria, contando con la buena
voluntad del Director dd Hospi¬
tal Florida, Dr. Oscar R. Gon¬
zález, buscamos inútilmente
casos de muerte por esta araña,
encontrando sólo casos de res¬
tablecimientos a los cinco a diez
días del acddente. Seguramen¬
te se trató de padentes sanos y
fuertes, pues en los niños el
peligro es mayor, -dado el volu¬
men de la ponzoña y el menor
volumen físico del niño- lo mis¬
mo que en personas alérgicas y
con sensibilidad especial a de¬
terminados elementos químicos
ajenos a su organismo.
La existencia de “Araña del Lino”
no es constante. Hay años en
que casi no se encuentran; en
cambio vemos que en otros son
muy comunes. Recuerdo que
con la Prof. Sra. Carmen Bonilla
de Schwartzmanny alumnos de
preparatorios, localizamos una
gran cantidad en el campo exis¬
tente frente al Frigorífico Granja
Florida, pudiendo observar los
estudiaTites su ubicación, la for¬
ma de la tela, las ootecas conte¬
niendo gran número de huevos,
etc.
No es agresiva, sólo clava sus
quelíceros al comprimirla con¬
tra el cuerpo de la persona que
percibe su presencia. Una pro¬
fesora especializada en ellas, lo
demostró en nuestro liceo, al
dejarlas caminar sobre su brazo
desnudo.
Existe suero antUatrodectus y
diversos medicamentos que ac¬
túan eficazmente frente a este
grave estado de intoxicación.
Como vemos, el hombre está
rodeado de seres que igual que
él, deben defenderse de la agre¬
sión exterior. La ponzoña de
este arácnido no está elaborada
para matar al hombre; tan sólo
le sirve para paralizar a sus pre¬
sas y para defenderse. Es el
medio que la Naturaleza le dio
para poder existir.
Observando todos estos aspec¬
tos del medio natural que rodea
al hombre, aprenderemos a res¬
petamos y a protegemos unos y
otros.
W.M.G. 19/12/85
4
La ciudad
Paisajista de prestigio
internacional fue quien
delineó el Prado de Florida
Muchos floridenses ignoran
quién fue este artista y técnico
francés, a quien Florida debe
recordar, pues su trabajo y de¬
dicación artística al crear el Pra¬
do de nuestra ciudad hace que
su nombre no sea olvidado y sí
tenido en cuenta en el
Nomenclátor interno de nues¬
tro hermoso parque.
¿Quién fue y cómo llegó a Flori¬
da? Milton Schinca le recuerda
por su obra gigantesca en el
hermosearrüento de Montevideo,
y sobre todo por transformar los
médanos y yermos terrenos de
Carrasco en el actual Parque
Roosevelt.
También el Dr. Bonavita, aquél
médico con alma de artista e
historiador, evoca su figura y su
fina sensibilidad artística en sus
Don Carlos Racine. (Foto del
suplemento “El Día” del 25 de
setiembre de 1960).
amenas y hermosas crónicas
que siempre releemos con el
placer de saborear la esencia
apasionante de los personajes
de nuestra historia.
Es que don Carlos Racine vivió
muchos años en La Unión, la
patria chica de Bonavita, hasta
que la muerte vino a buscarle en
1935. Don Carlos Racine nació
en Dieppe, ciudad de
Normandía, en 1859. Hijo de
horticultores, realizó estudios
en la Escuela Nacional de Hor¬
ticultura creada por Luis XIV en
Versalles.
Siendo muy joven, concurrió a
Panamá, llamado por el cons¬
tructor del canal, Ing. Femando
De Lesseps para diseñar huer¬
tas destinadas a los obreros del
mismo. Allí enfermó de fiebre
amarilla y volvió a París.
Vino al Uruguay contratado por
Don Federico Vidiella para cons¬
truir un parque en su cortijo
aún existente, y luego llamado
desde Bolivia, construyó el Par¬
que Nacional de Sucre. Más tar¬
de volvió al Uruguay, de donde
ya no se fue.
Aquí trabajó junto a Don Anto¬
nio Lusich, en la creación de su
maravilloso parque en Punta
Ballena, y en la plantación de
los bosques de esa costa del
mar.
En Montevideo, construyó la
Plaza de la Unión, el Parque
Batlle y Ordóñez, la Escuela de
Tiro, el parque de la Facultad de
Veterinaria, hoy Pasteur, losjar-
dines de la Facultad de Medici¬
na, el Hipódromo de Maroñas,
la Plaza Independencia, y el
Bulevar Artigas. Pero quizá sus
trabajos más importantes en
Asi era la entrada del Prado hacia el año 1912, cuando fue
tomada esta fotogrqfla. Se trata del actual acceso por Saravia
y 19 de Abril. Se puede apreciar una amplia verja que constituía
una especie de cordón perimetral de nuestro principal paseo, que
hoy se puede distinguir a la entrada del Estadio Campeones
Olímpicos. (Foto de archivo de EL HERALDO).
5
La ciudad
Montevideo son el Jardín Botá¬
nico y el Parque Roosevelt. Su
profundo conocimiento de la flo¬
ra y el arte insuperable de su
espíritu, alimentado en los jar¬
dines de Versalles, hicieron del
botánico una de las Joyas cien¬
tíficas y artísticas más precia¬
das de nuestro país. Culminó
su obra en 1912, con la inaugu¬
ración de la famosa Rosaleda
del Prado de Montevideo.
No hay duda que la obra que le
significó el mayor esfuerzo, fue
el diseño y la construcción del
Parque Roosevelt. Eran trescien¬
tas cincuenta hectáreas de
médanos, dunas y terreno esté¬
ril, junto a bañados que debían
transformarse en un parque,
sufriendo además de la esterili¬
dad del terreno, los movimien¬
tos de las arenas, la presencia
del barro de los pantanos, las
sequías de nuestros veranos, y
aún más de una vez, la presen¬
cia del fuego que devastaba la
incipiente plantación de árbo-
Asi era la vísta de la Piedra Alta en 1908. Una calle terminaba
allí. (Foto del archivo del Dr. Wilson Monti Grané).
les. Florida? En 1909, el viejo Prado
Con todas estas contrariedades, queda dividido en dos, por la
a los pocos meses, ya habían construcción del puente sobre
arraigado cincuenta mil árbo- la Piedra Alta. El Dr. Ursino
les: dos mil palmas, ceibos, eu- Barreiro, decide la construcción
caliptos, pinos, dpreses, casua- de un parque junto a la Piedra
riñas, robles, etc. y así con enor- Alta, que hasta ese entonces
me sacrificio y amor, se formó el sólo existía como un lugar de
Parque Roosevelt que hoy cono- esparcimiento de la población
cemos. bajo la forma de un bosque Indi-
Pero, ¿cuándo vino Racine a gena, con los peñascos que to-
La ciudad
dos conocemos y muchos árbo¬
les criollos, algunos de los cua¬
les aún sobreviven.
Lugar de reunión de los vednos
Junto a nuestro hermoso Santa
Luda Chico, y lugar también al
que diariamente concurrían las
lavanderas que trabajaban apo¬
yadas en el fondo rocoso del río,
que en él verano recordaba a un
río de rocas más que de agua.
La construcción de represas
modificó ese aspecto, que hoy
sólo puede verse en alguna foto¬
graba antigua o en alguno de los
cuadros de nuestro siempre re¬
cordado Juan Curuchet Maggi.
El Dr. Ursino Barreiro deseó dar
a Florida el empuje y la vida de
una dudad moderna. Entre sus
realizadones o proyectos de las
mismas, figuraba el parque para
Florida.
Don Daniel Muñoz, tan vincu¬
lado a Florida (había sido Jefe
Político de nuestro departamen¬
to), que era entonces Intendente
Municipal de Montevideo, ded-
dió colaborar en la obra del Dr.
Barreiro y dispuso la confección
de planos, etc. del parque pen¬
sado por el entonces Intendente
de Florida.
Raclne, entonces Director de
Paseos Públicos de Montevideo,
se trasladó a Florida y sobre las
bellezas naturales de nuestro
prado, diseñó y construyó nues¬
tro Párque de la Piedra Alta.
Respetó los coronillas, talas,
macizos rocosos, y plantó euca¬
liptos, cipreses lambersiana, d-
preses calvos, alcornoques, cei¬
bos, acacias, ligustros, fresnos,
casuartnas, ana calmitas, grevi-
lleas, etc., marcando sus aveni¬
das, colocando bancos para el
descanso, y dándole el toque de
belleza que todos conocemos.
Corría el 1911, cuando se termi¬
nó su construcdón.
¡Qué obra más hermosa la de
Racine! Bien merece una estela
en nuestro parque, para que las
generadones actuales y las que
vendrán, sepan que allí trabajó
y soñó un francés Ilustre, que
vino de los jardines de Versalles
hasta nuestra modesta e Inci¬
piente dudad, que encaraba el
nuevo siglo con ansias de pro¬
greso y superadón.
W.M.G. 13/01/83
Hechos de la historia
Reseña de la conformación
de nuestro departamento
Con la fundación de Montevi¬
deo por Zabala en 1726, se fija
su jurlsdlcdón territorial, que
estaba comprendida por los si¬
guientes límites: desde la des¬
embocadura del Arroyo Cufré
en el Río de la Plata, siguiendo
por este río hacia el este hasta
encontrar las Sierras de Mal-
donado. Desde la boca del Cufré
hacia el norte, hasta encontrar
los Cerros de Ojosmín (actual
departamento de Flores). Desde
estos cerros, por la Cuchilla de
Santo Domingo, llamada tam¬
bién entonces como Camino de
los Faeneros, tocando las cabe¬
ceras de los ríos San José y
Santa Luda, hasta las Sierras
de Maldonado y Puntas del
Cebollatí, bajando hasta el Ce¬
rro Pan de Azúcar y llegando al
Río de la Plata.
Esta era la “frontera” del territo¬
rio o jurisdicción de Montevideo
en el cual estaba en gran parte
contenido nuestro actual de¬
partamento de Florida. Por eso
cuando se funda el Fuerte de
Pintado, se le llama “Guardia de
la Frontera”.
En 1816, Artigas dispone la pri¬
mera división departamental de
la Provincia Oriental. Se crean
seis departamentos, formándo¬
se el de San José que compren¬
día los actuales de San José,
Florida y Flores -en ese enton¬
ces Porongos-.
Con fecha 10 de Julio de 1856,
se promulga la ley de segrega¬
ción del departamento de Flori¬
da del de San José, ley que fue la
culminación de un proceso le¬
gislativo que comenzó con una
solicitud de gran número de
vecinos sobre todo de la parte
norte de nuestro departamento,
(Sarandí, Madel, etc.), que In¬
forman al gobierno que les re¬
sulta sumamente difícil poder
cumplir obligaciones legales y
otras situaciones por las que
deben concurrir a la ciudad de
San José, entonces capital de¬
partamental. Además ponen de
manifiesto el desarrollo agrope-
7
Hechos de la historia
cuarto creciente de la zona cer¬
cana a la Villa de la Florida, y la
también creciente producción
de riquezas y pago de tributos.
Florida merecía ser cabeza de
un departamento y tener sus
propias oficinas y sobre todo,
tener su propio gobierno.
Dispuesta pues la fundación de
nuestro departamento en la fe¬
cha antes mencionada. Florida
presentaba entonces una con¬
formación territorial que luego
sufiió algunas modiflcaciones has¬
ta llegar a la conformación actual.
Los primeros límites
En 1856, se le asigna a
Florida el territorio li¬
mitado por elnorte, con
los arroyos del Homo,
Sauce de Villanueva, y
el Río Yí. Por el este, la
Cuchilla GrandeyArro-
yo Casupá. Por el sur,
los ríos San José y San¬
ta Luda. Por el oeste, el
Río San José y los arro¬
yos Carreta Quemada y
Madel.
En 1873, cedió a Duraz¬
no el espado territorial
en donde se había de¬
sarrollado esta dudad,
al sur del Río Yí. Los
límites pasan a ser en¬
tonces: el Río Yí, elArro-
yo Batoví y el Arroyo
Sauce de Villanueva.
Los habitantes de Du¬
razno se habían insta¬
lado al sur del Yí, y el
gobierno de entonces
les reconodó ese “dere¬
cho sobre el territorio”
en peijulcio de Florida.
En 1875 se reduce otra
vez nuestro territorio,
quedando como límite
definitivo con San José,
el Arroyo de la Virgen,
la Cuchilla del Pintado
y el Arroyo Madel.
Más tarde, en 1879, a
los efectos de darle con-
formadón a la 4* Sec-
dón Judicial de Lava-
lleja, se fijan en perjui¬
cio de nuestro departa¬
mento, los límites ac¬
tuales: Cuchilla Gran¬
de, Arroyo Chamamé y
Arroyo Casupá.
Esta es la historia geo¬
gráfica del departamen¬
to de Florida. De ahí la
fecha del 10 de Julio
que se recuerda en el
nombre de uno de los
prindpales centros de¬
portivos de nuestra du¬
dad. Con motivo de ce¬
lebrarse el centenario
de esa fecha tan impor¬
tante, el antiguo “A-
nexo” de la Plaza Ar¬
tigas, tomó el nombre
de “10 de Julio”.
W.M.G. 19/02/86
Historia geográfica del departamento de Flori¬
da. (Ilustración de Femando González).
Personalidades
Avelino Miranda: uno de los
33 vivió en Paso Severino
Llega a mis manos un pequeño
folleto, escrito por el apreciado
vecino Don Antonio Bruschi,
titulado “Don Avelino Miranda:
un patriota de la Cruzada, que
vivió en nuestros pagos”.
Siempre fue deseo de Don Anto¬
nio Bruschi compartir sus
conocimientos sobre la existen¬
cia de este patriota, en las cerca¬
nías de Isla Mala y su espíritu
curioso e investigador le lleva a
desentrañar algunos de los as¬
pectos de la vida de este “cruza¬
do” de 1825, que podemos decir
que vivió entre nosotros para
honor de nuestro pueblo natal y
de nuestra Florida.
8
Personalidades
DonAvellno Miranda formó par¬
te de aquel grupo de treinta y
tres valientes, que solos y sin
medios comenzaban la epopeya
de la liberación de nuestra tie¬
rra, para lo cual tendrían que
enfrentar a los ejércitos impe¬
riales lusitanos, veteranos,
aguerridos, y muchos de ellos
experimentados en las guerras
napoleónicas, que contaban con
grandes medios materiales para
aplastar cualquier movimiento
de nuestro pueblo.
En la reproducción de una part e
del inmortal cuadro de Blanes
que luce en esta nota, lo vemos
a Avelino Miranda. Para ser lle¬
vada a cabo esta obra de arte, el
artista se informó muy detalla¬
damente sobre las característi¬
cas físicas y temperamentales
de cada uno de los integrantes
de aquel grupo de Patriotas, y
trató -lográndolo-, de llevar al
lienzo a tan extraordinarios va¬
lientes, con la mayor naturali¬
dad y fidelidad posibles.
Don Avelino Miranda fue solda¬
do de Artigas y emigró a la Ar¬
gentina cuando el poder portu¬
gués se adueñó por la fuerza de
la Banda Oriental. Desde allí
volvió con sus 32 compañeros a
las órdenes del Gral. Lavalleja,
el 19 de abril de 1825, desem¬
barcando en la Playa de La Agra¬
dada.
El cuadro de Blanes se pintó
previo estudio del artista del
lugar del desembarco, en un
mes de abril y a la misma hora
dél acto sublime, a los efectos de
darle a su obra el mayor realis¬
mo posible.
Este cuadro fue posteriormente
estudiado en forma muy prolija
por el Dr. Francisco Berra, en
enero de 1878, quien realizó
una completa descripción de
dicha tela: la playa, el bosque, el
délo, el río y la fisonomía de
Doña Dolores Bernarda Lagos.
Transcribimos la leyenda que
luce en la foto tomada por el
“Diario del Plata": “Doña Dolo¬
res Bernarda Lagos, de 80 años
de edad, h(/a de Don Nicolás
Lagos, guerrero de la Indepen¬
dencia. Vive en los campos de la
Sucesión Castilla, en Isla Mala,
en la zona donde se explotan
las grandes canteras de piedra
caliza, en compañía de otra
hermana suya de mayor edad.
Doña Dolores, a pesar de su
edad es fuerte y sana. Ignora la
mayoría de las cosas importan¬
tes que han ocurrido en el mun¬
do en estos últimos años y tiene
la felicidad a su alcance en el
viejo ombú en el centro del pa¬
tio, en las jaulas y tramperos de
pájaros, en el cariño de su her¬
mana, en la protección de los
“patrones”, en la pensión del
Gobierno y en el apetitoso mate
amargo ”.
cada cruzado, tan exactamente
captados por Blanes, siendo
descritas en esa fecha en un
estudio crítico publicado en “El
Siglo” (Pivel Devoto). Allí vemos
a Avelino Miranda junto a los
demás héroes, entre Celedonio
Rojas, -con características nati¬
vas-, Agustín Velázquez y Ma¬
nuel Freire en el momento del
Juramento.
Esta descrlpdón llega a noso¬
tros, pudiéndose identificar a
todos y cada uno de ellos con
total realismo. Todos los driza¬
dos, con excepción de Freire,
acompañaron a Oribe en la
Guerra Grande. Miranda, -se¬
gún le narraron sus hijas ya
andanas a Don Antonio Brus-
chi, hace ya muchos años-, siem¬
pre mantuvo una íntima amis¬
tad con el Gral. Lavalleja. Freire
era colorado y murió asesinado
en Quinteros. El cruzado que
figura en el cuadro junto a Ma¬
nuel Freire, que apoya su mano
izquierda en el pecho en el mo¬
mento de jurar, es Gregorio
Sanabria, que según Pivel De¬
voto, fue el primero en caer en
Sarandí.
Retomamos aquí la narradón
que nos hace Don Antonio
Bruschi: conodó a las hijas de
Miranda ya andanas y a través
de ellas y de un maestro parti¬
cular que actuaba como tal enla
Estancia de Castilla, -vecina al
campo de Miranda -, se enteró
de muchos de los aspectos de la
agitada vida de Don Avelino
Miranda.
Este patriota, además de figurar
en la tela de Blanes, figura como
soldado en la Lista de los Treln-
tayTres Orientales, que en 1825
estructurara y firmara el Gral.
Lavalleja. En la lista impresa en
1830 figura como Cabo. Como
manifiesta Don Antonio Brus¬
chi, Miranda sirvió con Oribe en
la Guerra Grande y poseía en el
Sauce, Canelones, una “suerte”
de campo (2.700 cuadras), que
redbió -lo mismo que los demás
cruzados-, como premio del
9
Personalidades
Reproducción departe del cuadro deBlanes sobre el Desembarco
en La Agraciada, en la que identificamos a Avelina Miranda (1),
Celedonio Rojas (2), Agustín Velázquez (3), Manuel Freire (4), y
Gregorio Sanabria (5).
Gobierno Oriental a sus sacrifi¬
cados servicios.
Luego de los doce años de la
Guerra Grande, realmente amar¬
gado de ver a sus compatriotas
matarse entre sí, resolvió no
solamente cambiar su nombre,
sino también venirse a vivir a la
entonces aislada zona de Paso
Severino, en donde nadie le co¬
nocía. Yano es Avelino Miranda,
sino Nicolás Lagos, y compra
una pequeña extensión de cam¬
po en donde cultiva la tierra y
tiene algunos animales.
La venta de su propiedad en el
Sauce -nos dice Bruschi- le per¬
mitió enfrentar los gastos que le
ocasionó el cambio de nombre y
apellido, comprándole docu¬
mentos a otra persona, traslado
y compra de la nueva propie¬
dad, de mucho menos exten¬
sión.
Resuelve así iniciar en estos
pagos una nueva vida. Su pro¬
piedad lindaba con la de Don
Máximo y don Comelio Castilla,
antiguos y apreciados vecinos
de Isla Mala, vinculados por la¬
zos de amistad con mi familia.
Ahí formó su hogar, y luego de
muchos años de haber falleci¬
do, sus ancianas hijas fueron
conocidas y tratadas por Don
Antonio Bruschi, que trabajaba
en establecimientos de lechería
de la vecindad, siendo muy Jo¬
ven. En su protección, Don
Máximo Castilla llevó a dos de
las hijas sobrevivientes de Don
Nicolás Lagos a su estancia, en
donde encontraron mayores
cuidados y tranquilidad dada la
edad de ambas.
El que esto escribe, muchas
veces oyó nombrar en Isla Mala
a las vlejitas Lagos. En la publi¬
cación del libro sobre Florida
que realizó “El Diario del Plata"
en 1931, se dedican muchas
páginas a la zona de Isla Mala, y
aparece fotografiada con su mate
y junto a un ombú de la Estan¬
cia de Castilla, Doña Dolores
Bernarda Lagos, ya con 80 años
cumplidos. Ella y sus hermanos
recibieron de su padre, Avelino
Miranda (luego Nicolás Lagos),
la historia de lo que narramos
aquí, y también el viejo maestro
Don Andrés Fernández que se
quedó para siempre en la Estan¬
cia de Castilla, conocía por boca
del mismo Lagos la historia de
su vida.
Según Don Antonio Bruschi,
las dos hijas sobrevivientes de
Lagos, ya muy ancianas, fueron
llevadas por Don Máximo
Castilla a su casa de Canelones,
en donde terminaron sus días.
Leyendo “Hombres de mi tie¬
rra”, del Dr. Luis Bonavita, ve¬
mos que en uno de sus capítu¬
los trata de seguir todas las
etapas de la vida de cada uno de
los Treinta y Tres Orientales,
hasta su fallecimiento. Cuando
habla de Avelino Miranda, dice
que ignora qué fue de su vida
luego de la Guerra Grande.
Ya no era Avelino Miranda, sino
Nicolás Lagos, y probablemente
sus huesos reposen en nuestro
departamento, quizá en un ce¬
menterio rural, pues el de Isla
Mala aún no existía. De haber
10
Personalidades
vivido aún el Dr. Bonavita hu¬
biera encontrado una pista para
localizar la última morada de
aquel patriota un poco nuestro.
Sin embargo. Barrios Pintos, nos
dice queMirandamurió en 1837
en los montes del Arroyo Las
Conchas, en el departamento
de Durazno, asesinado por dos
maleantes, según las declara¬
ciones del soldado de la escolta
de Oribe, Juan Miranda (¿pa¬
riente de Avelino?). De acuerdo
a lo narrado por Juan Miranda,
los asesinos no pudieron decla¬
rar, ya que uno de ellos fue
muerto y el otro huyó.
Ambas versiones, aunque dis¬
pares, se tocan en un punto: la
Ignorancia sobre el fin de Avelino
Miranda. Su “tocayo” declara
que murió, pero no hay docu¬
mentos, ni nadie lo vio, ni se
prendieron a los presuntos ase¬
sinos. Todo radica en una de¬
claración sobre un hecho ocu¬
rrido en un lugar desierto.
La otra opción: que se cambió de
nombrey continuó vivo. Pienso,
en mi modesta opinión, que esta
es más válida. Lo del cambio de
nombre, quién sabe por qué ra¬
zón y su posterior radicación en
Paso Severino, tiene al menos la
versión transmitida oralmente
por sus hijas, en un relato con¬
fiable.
La existencia de Avelino Miranda
en nuestro departamento, es un
jalón más de la vida histórica de
éste, tan rica en episodios de los
quenos enorgullecemos. La pre¬
sencia de Artigas en el Paso de la
Arena, el nacimiento de Rivera
en el Arroyo de la Virgen, la
presencia de Joaquín Suárez en
Villa Vieja, el casamiento de
Lavalleja en nuestra iglesia, la
Declaratoria de la Independen¬
cia, la presencia de nuestro ve¬
cino y héroe de La Agraciada
Don Atanasio Sierra y tantos
nombres y episodios históricos
que vinieron luego, hacen de
Florida un crisol de recuerdos
que nos permiten mirar el por¬
venir con más esperanzas.
Bien ha hecho Don Antonio
Bruschi en escribir sus recuer¬
dos sobre Avelino Miranda o
Nicolás Lagos, sus charlas con
sus hijas octogenarias casi.
Doña Dolores y Doña Melitona
Lagos, sus vivencias e informes
a través de aquel apreciado veci¬
no que fue Don Máximo Castilla,
que rodeó y protegió a las hijas
del guerrero hasta su muerte, y
el viejo maestro Don Andrés
Fernández, hombre muy culto
para la época, que hablaba y
aconsejaba a los paisanos del
lugar que, en su Ignorancia pero
con cariño, le llamaban “El Viejo
Chicharra”.
Las historias de los hombres y
de los pagos, formarán un (fia, la
gran historia nacional quizá más
real y verídica que la que nos
tocó estudiar, y eso se hará con
los pequeños folletos como el de
Don Antonio Bruschi, que a su
edad, sigue recordando y escri¬
biendo “cosas” de su pago, que
también es mucho del que esto
escribe.
W.M.G. 24/02/87
Hechos de la historia
Reminiscencias
del candombe
La casa de Misia Antonia o
“Mamá Tonona”, lucía una ban¬
dera blanca sobre su techo des¬
de el día anterior al candombe,
para que los morenos supieran
que al otro día habría baile. Talo
recordaba la canción “...encasa
de Misia María Tonona, desde
ayer está embaderau...’’, y el
coro repetía mientras bailaba
“¡ohol ¡ohol ¡oho!... cunschá.
(Nota II)
cunschá, cunschí, cunschí por¬
que a Mamá Tonona le gusta así
¡ohol ¡ohol ¡ohol... ”
¿Por qué recordamos esto? Sen¬
cillamente porque nos llamaba
la atención.
El tío, a quien queríamos tanto
y tanto respetábamos, había vi¬
vido una vida Intensa, en con¬
tacto con todas las clases socia-
lesde Florida. Don Severino Bula
fue su amigo entrañable y jun¬
tos disfrutaron de una juventud
plenayalegreyrecordaban has¬
ta los cantos de sus correrías
por la entonces Incipiente villa.
Hace ya muchos años que el Tío
Talo venía diariamente por las
mañanas a tomar unos mates a
mi casa. En ella trabajaba una
morena como lavandera y plan¬
chadora que mucho apredába-
11
Hechos de la historia
mos y que durante años concu¬
rría asiduamente a ella. Vieja
conocida de Talo, un día éste le
dice:
-"¿Recuerda usted aquellos bai¬
les en lo de Tonona?”
-”|Pero Don Talo, yo no había
nacido aún, cuando se hacían
los candombes!”
-"No se me haga la nena, que yo
recuerdo que usted era niña
grande y sus padres la llevaban
al candombe".
La pena irremediable es que en
tiempo de estos diálogos, no
existían los grabadores, porque
de ese modo quizá hubiésemos
podido grabar definitivamente
aquellas conversaciones y aque¬
llos cantos que nuestros viejos
recordabany los repetían, con el
sabor dulce que tiene el
rememorar las horas de una
juventud sin límites.
En Florida existieron esclavos
que dejaron sus descendientes
que nosotros conocimos y cono¬
cemos. El negro tiene origen
africano y todos vinieron de
aquel lejano continente. El ba¬
rrio Piedra Alta conoció a las
viejas lavanderas, que trabaja¬
ban en sus riberas pedregosas.
Aún recordamos algunas que
portaban sobre sus cabezas
enormes atados de ropas. En
toda la ciudad trabajaban los
morenos en los trabajos domés¬
ticos, perodebemos recordar que
muchos de ellos acompañaron
noblemente a sus amos en la
Independencia de la Patria y en
la conformación definitiva del
país, sirviendo en los bandos en
que se dividieron sus habitan¬
tes.
Beto Dibarboure recuerda en
su “Un Abril para Florida”, a
Bartolo Peña, seguramente hijo
de esclavos. Este personaje de
la Florida de antes, según Beto,
y más lejos aún, según Don
“Deodato Terra, el Marqués de
las Cabriolas ”. Dibujo de
Fierabrás publicado por EL
HERALDO el 2 de marzo de1923.
Orestes Scotti, cofundador de
EL HERALDO, dice que llevaba
el baile, la comparsa y el
candombe en el alma. Coman¬
dando su comparsa de negros,
empuñaba el estandarte y se
sentía no sólo el director, -que lo
era-, sino el amo de la compar¬
sa. Cuando un día no encontró
la obediencia y la disciplina ne¬
cesaria en sus huestes cama-
valeras, abandonó del todo sus
hábitos y dijo: “Me voy porque
ya no hay formalidad en la com¬
parsa!'.
Esa frase volvió a repetirla una
morena, según nuestros recor¬
dados viejos, Juana Paula
Albano, también muy afecta al
candombe y a las comparsas de
carnaval, pues un día, frente a
la casa de la familia Mendoza, en
donde hoy está la Piscina Muni¬
cipal, frente a un desorden cau¬
sado en su conjunto, dio un
buen golpe con el estandarte a
uno de sus insubordinados, re¬
pitiendo las palabras de Bartolo
Peña: “¡Ya no hay formalidad en
la comparsaJ"
Según el Tío Talo, que conoció
bien a Bartolo Peña, cuando
éste llevaba alguna copa de las
de antes (de La Habana) entre
pechoy espalda, subía a caballo
y llegando a una esquina excla¬
maba en alta voz: “¿Qué es gra¬
mática?’’ Al no contestarle na¬
die, él mismo respondía: “Es el
arte de leer y escribir correcta¬
mente y con propiedad". Y se¬
guía: “¿En cuántas partes se
divide lagramática?"Y él mismo
se contestaba: “Prosodia, Ana¬
logía, Sintaxis y Ortografía"...
“¿Qué es prosodia...?" Y así se¬
guía su clase callejera desde su
cabalgadura para quien quisie¬
ra oírlo, que a veces sumaban
varios, tomando a chacota la
“clase” de Bartolo Peña.
Él preguntaba y él se contesta¬
ba las pocas palabras que había
aprendido de memoria. Tenía
fama de brujo o milagrero: cura¬
ba empachos, hada y deshacía
daños, etc. etc.
Dice Scotti: “con Canuto, el ai¬
roso y leído lustrador de zapatos
y más tarde con Deodato Terra,
el inimitable “Marqués de las
Cabriolas”, (trono ocupado en
nuestra niñez por Primitivo
Marichal), Bartolo Peña com¬
partió, claro está que en un pla¬
no superior al de aquellos, la
notoriedad de la raza injusta¬
mente despreciada.
Los viejos de nuestra crónica
conocieron a Bartolo en los
candombes de Florida y en las
comparsas de nuestros carna¬
vales, en donde siempre fue un
animador incansable, lo mismo
que a Juana Paula Albano, que
también dejó de salir en cama-
12
Hechos de la historia
val porque “ya no había forma¬
lidad en la comparsa”.
El tamboril del candombe y de
las comparsas está dentro de la
sangre de la gente de color. Flu¬
ye de adentro hada afuera y
contagia. No es nativo, ni nues¬
tro. Vino con el esclavo desde el
daro de la selva africana en
donde se reunía la tribu para
danzar y cantar.
¡Qué lástima que Don Severino
y el Tío Talo no hubieran vivido
unos años más, para podemos
dejar impresos en una cinta
magnética la música y el ritmo
de esa manifestación telúrica de
una raza tan noble y buena! Y
también (qué lástima que doña
Laurearía, nuestra buena ami¬
ga y servidora, no nos pudiera
haber dejado alguna mejor im¬
presión de los candombes, por¬
que según ella: “Era muy niña"
cuando se bailaba candombe.
Y volvemos a repetir una frase
que hemos dicho en más de una
oportunidad: “todo lo que no se
escribe o se graba, se pierde irre¬
mediablemente”.
W.M.G. 05/06/86
TALO LLEGA A
AS. (Dibujo de F erabras)
Bristol: Jj'*é Rosiin
Sánchez cap. José Ga
Angel Mastrángelo.
Vale: Angel L. Silva y
ció cap. Enrique rer
Arcos y Luis G. G”\
Primer periodo: bns
Scorcrs: Galloti 1 do
Mastrángelo 1 doble, '
i Fernández 1 doble, u
IRossini 1 fou\.
1 SeguAdo periodo. Y
I—Score. Arcos 2 de
dobles, Galloti 2 foul.
rdobles, Macció 1 d<
foul.
Se distinguieron en u
Vtul, García, Sánchez,
Ilóti. , P
En lilas yalistas b
icos; Macció y Silva
Desaf
El Estudiantes de;
~~~ <m catedori!
“Talo llega a Maroñas". Dibujo de Fierabrás publicado por EL
HERALDO el 4 de enero de 1923. Fierabrás fue Alberto Pratto f
conocido pintorfloridense que publicó en páginas de EL HERALDO
una serie de imágenes de 44 transeúntes conocidos".
La ciudad
La Escuela Varela
Así, como lo muestra la foto, era
la escuela que ahora lleva el
nombre de Varela, cuando se
construyó: calles de tierra y su
alrededor casi un descampado.
La foto data de 1920, pero en el
libro “Florida y sus progresos"
de Alfonso Acosta y Lara, (edita¬
do con motivo de cumplir 100
años la ciudad de Florida en
1909), ya aparece la foto de esta
escuela.
Sin duda fue uno de los edificios
levantados por el Estado, (por el
“Departamento Nacional de In¬
genieros”), más funcionales y
hermosos que en esa época se
construyeron con destino a es¬
cuelas. Tiene por lo menos pues,
ochenta años de existencia y era
de líneas armoniosas, hoy mo¬
dificadas conlas ampliaciones y
adaptaciones realizadas en el
edificio.
Poseía amplias galerías, casa
habitación para su Director y
un gran terreno aún no cercado
por la hermosa verja y cerrado
por el portón que aún se conser¬
van intactos. Haciá el sur linda¬
ba con los terrenos y construc¬
ciones de Don Natalio Manera, y
13
La ciudad
allí existía un gran aljibe con
artísticos hierros, hoy desapa¬
recido y un espeso y verde caña¬
veral, en el lugar exacto en que
hoy se ve un frondoso ceibo.
Sobre el techo de la escuela se
observan grandes renovadores
de aire, con forma de torretas,
que permitían la ventilación de
las aulas, situadas todas en la
planta baja. Era en ese entonces
la Escuela de Primer Grado N e 3,
y se conocía cuando asistimos a
ella, como la escuela de “Misia
Ángela”. De Primer Grado, por¬
que sólo tenía clases hasta 4®
año, y de “MisiaÁngela" pues en
ese entonces la dirigía la Sra.
Ángela Gil de Icasurlaga.
Recién luego de fusionarse con
al Escuela N®2 de Varones, tomó
el nombre de Varela, nombre
que pertenecía a ésta última,
con el cual la han conocido las
generaciones actuales.
Esta escuela fue fundada en
1883, no sabemos en qué lugar
de Florida; podría haber sido en
Ituzaingó esquina Oribe, o en
Herrera y Batlle y Ordóñez, en
donde la tradición oral nos de¬
cía que funcionaron escuelas
públicas desde donde pudieron
trasladarse al nuevo y funcional
edificio. Éste contaba entonces
de una planta baja, en donde
funcionaban las clases y la par¬
te del edificio que mira hacia la
calle 18 de Julio, estaba igual
queahora, integrada dedos plan¬
tas, existiendo en ella, la cocina,
el depósito y la casa habitación
para la Sra. Directora y su fami¬
lia.
Sobre la calle 18 de Julio existe
aún en el edificio, una placa de
mármol en donde se lee: “De¬
partamento Nacional de Inge¬
nieros", pero no se menciona la
fecha de su construcción. Aesta
Escuela concurrimos de la mano
denuestra madre, que era maes¬
tra en la misma en el año 1925.
Nos recibió la Sra. María Sica de
Rodríguez que fue quien nos
enseñó a hacer las primeras ra¬
yas y a contar en aquellos gran¬
des contadores de entonces, o
en las “colleras” de “trompitos”
de eucaliptos que juntábamos
en nuestras casas, o en la aveni¬
da del cementerio.
La Escuela ya era dirigida por la
Sra. Ángela Gil de Icasurlaga,
que se retiró de la Enseñanza en
el año 1929, acogiéndose a su
bien ganada jubilación, luego
de haber sido Sub Inspectora
Departamental de Florida. Tam¬
bién esta escuela había sido di¬
rigida antes, por otra gran maes¬
tra floridense: Doña Ana Fosalba
de Pérez. Ésta, al igual que la
Sra. de Icasurlaga, fueron gran¬
des valores no solamente de
nuestro magisterio lugareño,
sino del nacional.
En nuestra escuela funciona¬
ban cinco grupos: dos primeros
años, un segundo, un tercero y
un cuarto: y cuando ingresa¬
mos, sus Maestras eran las Sras.
Mana Sica de Rodríguez; mi
madre; Srtas. Teresa Taranto,
más tarde esposa del Sr. Ataltva
Islas; Alicia Icasurlaga, luego
esposa del Ing. Ricardo Villar; y
Elena Hamaez.
En la foto, estamos formados en
un acto patriótico realizado en
el patio cubierto de la Escuela,
aún sin la moña azul (todavía no
reglamentaria), pero las compa¬
ñeras con algunas muy grandes
en el cabello. El patio casi no ha
sufrido modificaciones, a excep¬
ción de los ventanales que se
colocaron posteriormente.
En 1927 nos enviaron a la Es¬
cuela de Varones N e 2, situada
en Gallinal esquina 18 de Julio,
local en donde ahora está la
Cantina Policial, pero que en
ese entonces ocupaba media
cuadra por la calle últimamente
nombrada. Allí concurrimos
mientras se construía el piso
superior de nuestra escuela, tal
como lo luce hoy. Dejamos de
concurrir a ella en 1929, cuan¬
do ingresamos a la Escuela de
2 B Grado N® 2 para varones ya
descrita, que dirigía entonces la
Sra. Aída Arcos de Gutiérrez.
Nuestra primera Escuela se lla¬
maba en nuestro ambiente de
pequeña ciudad, como la “Es-
14
La ciudad
cuela de Misia Angela" (Misia es
un sinónimo de señora, que vie¬
ne de nuestras raíces hispáni¬
cas). La Sra. Ángela Gil de
Icasuriaga la dirigió durante
muchos años con inteligencia y
amor, y con una consustancia-
dón con los alumnos y sus pa¬
dres.
Su Escuela era mixta, mientras
que la N 9 2 era exclusivamente
de varones. En ese entonces no
se llamaba Escuela Várela. Re¬
den tomó ese nombre cuando
se fusionó con la N 9 2 que le
aportó su denominación, aun¬
que la verdad es que siempre se
le nombró a la Escuela N 9 2,
como la Escuela de Varones,
(así como antes, muchos años
atrás, nuestros padres la llama¬
ban Escuela de la Plaza, por
estar entonces situada en el
centenario edifldo ocupado hoy
por el Jardín de Infantes).
De la fusión de ambas, pues,
suxge la Escuela N 9 2 Varela,
que conocemos actualmente. El
número 3 con el que la conoci¬
mos nosotros fue destinado para
otro centro de enseñanza. Sien¬
do sus alumnos en 1er. año,
fuimos a la Plaza Asamblea y al
Prado, el 25 de Agosto de 1925,
centenario de nuestra
Independencia. Con gran fervor
patriótico, mucha gente concu¬
rrió a Florida ese día: autorida¬
des, ejército, escuelas, liceos,
etc. Hubo grandes y prolonga¬
dos discursos, inauguradón y
puesta en marcha de obras im¬
portantes, etc., etc. Florida ese
día era una verdadera colmena
humana. Y allí estábamos no¬
sotros con nuestras túnicas
duras por el almidón, portando
banderas Orientales y de Artigas
¡de sedal Nunca habíamos visto
tantos soldados, con sus Oficia¬
les y Jefes vestidos de gran gala
y los cañoncitos de entonces
con sus cureñas, se llevaban
nuestros ojos llenos de curiosi¬
dad sobre todo en el momento
de efectuar las salvas en la Pie¬
dra Alta en Homenaje a la Pa¬
tria.
También desde nuestra escuela
vimos construir la Plaza de De¬
portes, frente a ella: verdadera
conquista cultural para nues¬
tro medio, fruto de la visión de
floridenses con deseos de
superación para su pueblo. En
donde está la Plaza de Deportes
había un gran terreno baldío en
el que sólo existía un hondo
pozo manantial, al que íbamos a
arrojar piedras para ver el efecto
de su caída a más de quince
metros de profundidad. Este
pozo estaba sobre la esquina de
Lavalleja e Independencia.
Recordamos la instalación de
los juegos de la mis ma y la cons¬
trucción del muro lindero con la
propiedad entonces de la fami¬
lia Galain. Este muro un día se
desplomó, sepultando entre sus
escombros a un infortunado
obrero. Frente al alboroto lógico
de todos nosotros, la Sra. Direc¬
tora, suspendió las clases y nos
envió a nuestras casas.
Recordamos esa época ya muy
lejana de nuestras vidas, con el
sabor dulce que significó el amor
de nuestros maestros, la caricia
de nuestra madre y el recuerdo
que nos trae el encuentro con
los compañeros de entonces,
que aún nos acompañan luego
de tantos años.
Recorro la foto que publicamos
aquí, y veo al Tito Fau y á una de
sus hermanas, a Rigali, a Toma-
sito Hernández, a Félix Faltón,
a Gabriel Neves y a Oribe Ma¬
rracó, (con los que continuamos
una relación permanente en la
vieja Tablada), a Ramón Graña,
Asendo Preisig. Junto a mi her¬
mano José está Oscar Acosta
con el que nos encontramos años
más tarde en la Facultad de
Veterinaria, el “Muñeco” Ortiz,
Bernardo Martínez. Compañe¬
ras como las de Noria, Martínez,
Ghan, Pieroni, León, Montaña,
etc., etc. Muchos de ellos venían
diariamente a pie desde los Ce¬
rros de Florida, en donde no
había escuela, con el sacrificio
que ello significaba.
Aunque ubico a todos, no los
puedo nombrar por su gran
número, pero están todos en el
recuerdo. Nuestra escuela reci¬
bía entonces niños de los ba¬
rrios de la Piedra Alta, del Prado
Español, de la Tablada, de los
Cerros, del Centro, etc., dado
que no existían las escuelas
actuales. Ahí estamos posando
para la “posteridad" junto al al-
15
La ciudad
jibe que existía sobre el profuso
cañaveral en el límite con la
propiedad de Don Talo Manera.
En ese cañaveral teníamos nues¬
tros lugares de escondite du¬
rante los recreos.
Allá por 1928, plantamos el
ibirapitá que hoy se alza majes¬
tuoso junto a la escuela. Era
entonces una plantita de 50
centímetros, hijo del que cobija¬
ra a nuestro Artigas en el Para¬
guay. Gran fiesta en homenaje a
nuestro héroe y entre todos cu¬
brimos de tierra el hoyo que lo
recibió. Bajo su copa, han des¬
filado durante casi sesenta años,
muchos niños de nuestra Flori¬
da, que llenan a la fecha, tres o
cuatro generaciones. En 1929
se alejó de la enseñanza la que
fue nuestra directora.
Tengo en mi archivo el folleto
que entonces se editó, con los
detalles del homenaje que se le
brindó a la Sra. de Icasuriaga, y
releo algunas de las palabras de
su discurso de despedida... “Ni¬
ños queridos: también vosotros
estáis aquí; /cómo habríais de
faltar, si sois la alegría! ¡Gracias
también a vosotros, niños de
hoy de ayer, que me enseñasteis
aquerer y ser paciente!... Siem¬
pre recordamos a nuestra pri¬
mera escuela, cuyo edificio aún
desafia los embates del tiempo,
y sigue esparciendo igual que
sus hermanas, la luz de la edu¬
cación, que es el cimiento de
nuestra convivencia.
W.M.G. 02/04/86
La ciudad
Un sobreviviente del
“Campito de las moras”
En el lugar en que se unen la
Avda. Artigasy la calle Barreiro,
próximo al Liceo N® 1 y a la Plaza
Tlradentes, existe un viejo árbol
que por su ancianidad y desa¬
rrollo, fue respetado cuando se
procedió a la urbanización de
ese lugar hace más de veinte
años. Se trata de una morera,
que seguramente bordea el si¬
glo de existencia, sobreviviente
de un otrora pequeño bosque de
moreras que formaban parte de
una quinta en ese lugar, bor¬
deando el entonces límpido To¬
más González. Este arroyito tan
nuestro, era denominado por
los florldenses más ancianos,
“arroyo de las Quintas”, por exis¬
tir muchas de éstas junto a su
corriente de agua, en tierras de
gran fertilidad; montes de sau¬
ce, álamos y membrillos junto a
sus plantaciones de verduras y
ñútales. Alcanzamos a conocer
y disfrutar en nuestras corre¬
rías infantiles en pos de los
mistos, gargantillos, chingólos,
naranjeros, cardenales azules,
etc., que abundaban en esos
parajes, sobre todo en el monte
de sauces de lo de Sachi, en la
vieja calera de Alzatti o en el
monte de álamos de su vecino
Don Pancho Dobal. Pero, volva¬
mos a la Morera motivo de esta
nota: ésta estaba en la quinta de
Pelusso y según un amigo muy
memorioso, junto al predio en
donde está el Liceo N® 1, perte¬
necieron estos terrenos al Gral.
Timoteo Aparicio, entonces ra¬
dicado en Florida. Los “mucha¬
chos” de veinte años atrás le
llamaban a ese lugar “el campito
de las moras” y allí se Jugaba al
fútbol y se remontaban come¬
tas, pues en él ya no quedaban
restos de quinta; solamente es¬
taban las viejas moreras. En la
década del 60 siendo el que esto
escribe Concejal, se procedió a
la urbanización del lugar y para
el trazado de la calle Barreiro se
protegió a la morera más grande
de las sobrevivientes, como se
aprecia en la foto, lamentable¬
mente deformada en su copa,
por la proximidad de los cables
de la energía eléctrica. Es uno
de los árboles más característi¬
cos de nuestra ciudad, por su
“ancianidad”y por su vincula¬
ción a muchas generaciones de
floridenses.
W.M.G. 17/09/86
Foto de archivo del Dr. Wilson
Monti Grané.
16
Personalidades
Ante el recuerdo del
Dr. Juan Guglielmetti
(Nota II)
Cesadas las Comisiones de Ca¬
ridad, nuestro primer Intendente
Dr. Ursino Barretro, buscó en el
Dr. Guglielmetti, el colaborador
para hacer funcionar el Hospi¬
tal Florida, entonces a cargo
como se ve, de los Municipios.
Junto a él actuáronlos profesio¬
nales radicados en Florida, la¬
bor que se prolongó por muchos
años, hasta que en 1927 fue
designado Médico Ad. Honorem
del Hospital.
Cuando llegó a Florida con su
título, tenía sólo 24 años de
edad y falleció en su querido
pueblo adoptivo a los 87 años,
en el mes de julio de 1943.
Le conocimos siendo ya una
persona madura con las carac¬
terísticas semejantes a las que
se observan en su foto, con su
pequeña estatura, su brillante
calva y su abundante bigote
blanco.
Nuestro Director del Liceo, Prof.
Paul Schumann, le llamaba don
Juan Clemenceau, por el ex¬
traordinario parecido físico con
el eminente político francés. Así
le conocimos; ya sus años mo¬
zos habían pasado, pero pudi-
mosapredar siendo niñosyado-
lescentes, las permanentes ter¬
tulias o reuniones hogareñas
que realizaba con su conjunto
de amigos.
En verano era común verlo sen¬
tado junto a ellos en la vereda de
su casa, por la noche, frente a la
Plaza Asamblea, oyendo a nues¬
tra añorada Banda Municipal
en las noches de “retreta”.' o
simplemente tomando el fresco
Dr. Juan Guglielmetti.
aire que se respira en ese her¬
moso espacio abierto con su
“peña”, conversando sobre los
más diversos tópicos, sucedi¬
dos o por suceder.
Era común entonces que luego
de la cena, en verano, las fami¬
lias sacaran a las veredas sus
sillas y sillones y establecieran
una rueda de comentarios,
amenidades, etc...
Eran otros tiempos... Se habla¬
ba más, había “más comunica¬
ción” y no existía la televisión
que nos está enmudeciendo
poco a poco, sobre todo entre
padres e hijos.
Una gran cultura general era la
característica que le acompa¬
ñaba junto a su Ciencia Médi¬
ca, y a su entrega al alivio del
mal ajeno. Sabía música y su
ilustración musical era vastí¬
sima. Sus conocimientos lite¬
rarios y sus anécdotas eran
moneda corriente en las con¬
versaciones del viejo Doctor.
No había poeta, escritor, pin¬
tor, escultor y hombre de cien¬
cia que no llegara a su hogar
durante su estadía en Florida.
Una vieja foto le presentaba jun¬
to a Fabini en una de sus tertu¬
lias. Belloni, cuando realizó su
hermoso busto, estoy seguro que
puso en él algo más que su
indiscutido arte.
Mantuvo una gran vinculación
con el Dr. Daniel Muñoz, (Sansón
Carrasco), ex Jefe Político de Flo¬
rida, Embajador en Italia y en
Inglaterra.
Muñoz demostró siempre un gran
afecto por Florida y su gente, y
mantuvo con Don Juan una
abundante correspondencia que
fuerecogldayatesorada por aquel
querido floridense que fríe Don
Juan Antonio Cabrera; cartas que
el fraternal amigo Juan A. Mar¬
tínez Migliora publicó en algu¬
nos de los números de “Perfil".
Estas cartas de Daniel Muñoz
encierranno solamente su afecto
con Guglielmetti, sino que refle¬
jan muchos aspectos de la vida
floridense de entonces y de mu¬
chos de sus habitantes.
Viajó a Europa, desde donde tra¬
jo nuevas experiencias, concu¬
rriendo a importantes centros
hospitalarios, y también aumen¬
tó notablemente su ya gran acer¬
vo cultural.
Fue de los primeros médicos con
que contó la Sociedad Italiana de
Socorros Mutuos, y cuando se
organizó el Hospital florida, ac¬
tuó junto a sus colegas, Dres.
Joaquín Ponce de León, Ernesto
Morató, Alejandro Fernández y
Hermenegildo Gagliardi. Fue tam¬
bién médico fundador en Flori-
17
Personalidades
da, de la Asociación Fraterni¬
dad.
Su prestigio como médico era
reconocido en todo el pais. Tan¬
to es así, que a principios de
siglo, el Gobierno le nombra
como Médico en Rivera, y luego,
en 1903, como Médico del
Lazareto de la Isla de Flores.
Florida lamenta muy sensible¬
mente ese alejamiento, que se¬
gún parece no fue muy largo,
pues el Dr. Guglielmetü volvió
al poco tiempo a su tierra adop¬
tiva.
Martínez Migliora relata en una
página de “Perfil", que en Rivera,
el Dr. Guglielmetti mantenía
muy cordiales relaciones con el
caudillo de entonces en Livra-
mento, Juan Francisco, dueño
de vidasy haciendas en su terri¬
torio. Don Juan, como comen¬
taré más adelante, casi siempre
u tiliz ó -como era lo más común
en la época-, un vehículo con
“tracción a sangre” para su la¬
bor profesional. En ese enton¬
ces poseía una volanta tirada
por una yunta de petisos, regalo
de la Reina Victoria al Embaja¬
dor de nuestro país, Dr. Daniel
Muñoz, quien se los mandó a su
vez al Dr. Guglielmetti.
La señora de Juan Francisco, se
“enamoró" de los petisos, y pa¬
rece que el deseo de tenerlos era
tan intenso, que el propio Juan
Francisco, sabiendo que los de¬
seos de su señora se transfor¬
maban en órdenes, le sugirió al
Dr. que hiciera desaparecer esos
petisos.
El Dr. Guglielmetti, dándose
cuenta de la gravedad del asun¬
to, sigilosamente los embarcó
en el ferrocarril hada Florida,
con destino a la Estancia “La
Palma", propiedad de Don Toii-
bio Urioste, en San Gabriel. De
esa forma se salvó de los deseos
desmedidos de la esposa de Juan
Francisco. Esta anécdota en su
vida, es una de las tantas que
sus largos años y prolongada
actuación profesional, multipli¬
caron por centenares.
Siendo Jefe Político el Dr. Da¬
niel Muñoz, como hemos visto,
mantuvo una amistad fraternal
con Don Juan, y las resoludo-
nes del médico amigo eran para
él absolutamente aceptadas.
Un día, en la Costa del Pintado,
se llevó a cabo una opípara co¬
milona por parte de un grupo de
amigos, con abundante bebe¬
raje. Uno de los concurrentes,
sufrió un ataque, y fue llamado
presurosamente Don Juan,
quien rápidamente llegó a aten¬
der al paciente, pero... ya era
tarde. Don Juan sólo pudo cer¬
tificar su muerte por “Apoplejía
fulminante”.
Donjuán se retira, y los amigos
del difunto proceden a trasladar
el cadáver a la ciudad, notando
en el camino, que el cuerpo “rea¬
lizó un cierto movimiento”. Pre¬
surosos, buscan de nuevo al
Dr., pero éste se niega a concu¬
rrir: “Fulano está muerto, y bien
muerto desgraciadamente’’.
Desesperados, los emisarios
buscaron al Jefe Político y le
narraron lo sucedido, así como
la negativa de concurrir de
Guglielmetti. Oídas las súpli¬
cas, el Dr. Muñoz dijo:
- "¿Don Juan lo vio?"
-"¡Si señor Jefe!"
- "Bueno. Aunque Fulano salte y
baile, si Guglielmetti dice que
está muerto, no hay qué hacerle:
está muerto"-, y prosiguió con
su partida de billar.
Un episodio que no se conoce:
nuestro gran dramaturgo Flo¬
rencio Sánchez, escribió parte
de su obra “Los Derechos de la
Salud", en la estancia de su
primo Don Joaquín Sánchez,
situada en Costas de Arias, to¬
talmente fraccionada, cuyo cas¬
co muy deteriorado, forma parte
de un predio explotado por
U.T.U.
Florencio escribió un personaje
atacado de tuberculosis, y fre¬
cuentemente consultaba telefó¬
nicamente al Dr. Guglielmetti
sobre síntomas, temperamento,
reacciones, etc. del enfermo de
ese mal, que son tan caracterís¬
ticas. Donjuán contribuyó pues
a la descripción de un personaje
teatral, en una obra que desgra¬
ciadamente es una de las que
menos se ofrece al público.
W.M.G. 12/12/86
La clásica rueda del Dr. Guglielmetti, fotografiada junto al
Santa Lucía Chico. En la foto aparecen Carlos María González,
Carbonell, Dr. Gortarí, Dr. Guglielmetti, Dr. Abente, Dr. Reynés,
Rogelio Roca. A un costado aparece el Prof. Paul Schwartzmann
tratando de empujar al agua a don Manuel del Rio. (Foto del
archivo de EL HERALDO).
18
Hechos de la historia
Una estancia semiderruída
con recuerdos de
Florencio...
Hace poco tiempo, concurrí con
el Sr. Humberto De Feo y el
equipo que tiene a su cargo la
producción de la serie televisiva
“La revista Estelar", a visitar el
casco de la ex Estancia “María
Elisa" que fuera propiedad de
aquel caballero floridense que
alcanzamos a conocer en su
ancianidad, y que se llamara
Don Joaquín Sánchez.
Declaro que no sólo fui como
guía por el hecho de conocer
desde muchos años atrás la
ubicación precisa del citado
bien, sino por mi curiosidad de
ver “in situ” el lugar a donde
concurría hace muchos años,
un primo hermano de Don Joa¬
quín, a descansar, a oxigenarse,
a renovar el cordial y tierno vín¬
culo con esa familia, y curiosa¬
mente, en una oportunidad, a
escribir en una de sus estadías,
una de sus obras teatrales cum¬
bres entre sus múltiples crea¬
ciones de dramaturgo, pilar del
teatro rioplatense. Me refiero a
Florencio Sánchez.
Aquí estuvo Florencio; esta casa
vio su figura desaliñada y sintió
su voz. Estos árboles centena¬
rios fueron testigos de sus días
apacibles en este lugar de nues¬
tra Florida. En esta pieza dur¬
mió y escribió. En esta galería,
reunida la familia Sánchez -
Goldaraz, brindó el cariño afec¬
tuoso a su primo ya enfermo,
que recibía de la pura naturale¬
za, las fuerzas que mejoraban
sus dolencias físicas, ya desgra-
Caricatura de Florencio Sán¬
chez. fClisé del archivo gráfico
de EL HERALDO, extraído de la
revista “Perfil" del 27 de febre¬
ro de 1943).
dadamente avanzadas y que le
llevaron a la temprana muerte.
En esta estancia Florencio par¬
ticipó de las tareas camperas y
cacería de venados; era el pri¬
mero en levantarse y encender
el fogón criollo, para luego hacer
rueda cordial con familiares y
personal tan abundante en
aquellas épocas.
Salía a caballo recorriendo cam¬
po y montes; observando la na¬
turaleza en sus formas más
puras y sus colores. jEl aire
puro del cangro! |Qué distinto al
que respiraba en la ciudad, al
que respiraban muchos de sus
personajes de los cafetines,
conventillos, prostíbulos, bode¬
gones del bajo de Montevideo,
en donde se movían hablaban y
pensaban mostrando al mundo
“alto”, cómo se vivía en el otro
“ambiente" y que escandalizaba
a las "clases elevadas"!
En la estancia del primo Joa¬
quín, apreciaba el cambio de
vida. Quedaba atrás la ciudad
de entonces: vicio ( vida de
conventillos, alcohol, tabaco,
bohemia, trasnochadas, enfer¬
medades, etc., aspectos éstos
de una vida tan pródiga en pro¬
ducir personajes que él iba in¬
cluyendo en sus obras teatra¬
les, que en ese entonces, a fines
del siglo pasado y principios del
actual, golpeaban la sensibili¬
dad de la mayoría del pueblo, -
tan atado a prejuicios de toda
índole-, que Florencio mostraba
al desnudo, descarnadamente,
demoliendo obstáculos ridícu¬
los, pero explicables entonces,
para mostrar al pueblo la cruda
verdad sobre la vida de gran
parte de él.
Esa fue la razón por la cual sus
obras resultaron para muchos,
escandalosas, procaces y cáus¬
ticas. Y su teatro, con el apoyo
de ranos actores y de gente avan¬
zada fue abriéndose paso hasta
19
Hechos de la historia
La Estancia “María Elisa”, a 17 kilómetros de nuestra ciudad,
en Colonia Sánchez. (Foto de Enrique Cerrutti de un cuadro del
Museo Departamental).
llegar al triunfo final que
lamentablemente Florencio no
pudo disfrutar enteramente de¬
bido a su temprana muerte.
Pero no vamos a incurslonar en
el terreno teatral, por tratarse de
una actividad en la que me con¬
sidero profano, hasta ignorante
y sobre el cual, sólo puedo ex¬
presar el mismo concepto que
sobre la música o la pintura:
“me gusta o no me gusta”, “la
siento o no la siento”. Por eso
vamos al grano, y describamos
algo sobre la Estancia “María
Elisa", y algunos datos sobre la
vida de Florencio que puedan
interesamos directamente a los
floiidenses.
Al llegar a lo que queda del casco
de la estancia, una gran desa¬
zón nos invade. Dicha estancia
se convirtió desde hace muchos
años en la Colonia Sánchez, que
en tiempos pasados fue una gran
productora de cereales, sufrien¬
do luego sus campos empobre¬
cidos, modificaciones sustan¬
ciales en sus sistemas de explo¬
tación. Hoy está poblada por
colonos dedicados a la lechería,
agricultura y algo de ganadería.
El casco fue cedido a la U.T.U.
junto a una extensión de tierra.
La casa está en ruinas y de no
cuidarse, su derrumbe es cosa
segura. Sólo presenta parte de
las comodidades, pues muchas
de ellas, ya no existen. De su
galería casi no queda nada. Di¬
cen las crónicas que en ella, un
día Florencio leyó a sus familia¬
res y personal de la estancia,
parte de su obra escrita allí, en
María Elisa, “Los Derechos de la
Salud”. Esta obra fue escrita
bajo la presión cariñosa de su
primo Don Joaquín que insistía
en que venciera su “entrega¬
miento” frente a las muchas
contrariedades de distinta ín¬
dole que soportaba Florencio.
En pocos días sobreponiéndose
a su estado anímico escribió
una de sus obras superiores y
quizá una de las menos conoci¬
das.
Luego de haber visitado ese lu¬
gar de nuestro departamento
tan lleno de reminiscencias vi¬
nimos al “sarcófago” y encon¬
tramos “cartas de Florencio a su
primo Don Joaquín Sánchez”,
“Estadía de Florencio en Flori¬
da”, “Banquete ofrecido a
Florencio por sus admiradores
de Florida en el Hotel Lara" (hoy
Centro Democrático), “Los De¬
rechos de la Salud” (obra escrita
en esta estancia que hoy visita¬
mos, lamentando su estado rui¬
noso a pesar de ser un bien del
estado), “Conferencia de Floren¬
cio en Florida”, “Beca otorgada a
Florencio para financiar su
estadía en Italia”, país del que
retomaría muerto.
Su muerte en plena juventud, -
sólo tenía 35 años-, con una
producción magnífica de obras
teatrales y de una literatura que
hoy a casi ochenta años de su
muerte nos atrapa por su sensi¬
bilidad y descripción de las con¬
diciones humanas de entonces.
Iremos en próximas notas, de¬
sarrollando estos puntos de la
vida del gran dramaturgo, siem¬
pre pensando enlos jóvenes que
deben ver en él, un luchador de
avanzada que ponía en los ges¬
tos, actitudes y en boca de sus
personajes, una honda filoso¬
fía, mantfestacionesy sentimien¬
tos no siempre comprendidos
por la sociedad de entonces.
Muchas de sus apreciaciones
hoy son gozadas y vividas por
nosotros, luego de haber avan¬
zado luchando, y demoliendo
conceptos negativos, conserva¬
dores y hasta ridículos existen¬
tes entonces.
El destino de Florencio era el de
todos los iluminados que han
pasado por este mundo: tarde, y
a veces luego de su muerte, son
comprendidos y jerarquizados.
El color de sus cuadros dramá¬
ticos, el sufrimiento de las cla¬
ses desposeídas, las miserias
humanas puestas al desnudo,
las diferencias de clases socia¬
les y los conflictos que produ¬
cen, sumado a su bondady a su
bohemia puestas de manifiesto
en lo que escribía, le dan un
matiz propio que hizo de
Florencio, el primer dramatur¬
go del Río de la Plata.
W.M.G. 02/04/86
20
Mundo biológico
Nuestro medio biológico
(Nota I)
Para poder justipreciar en su
verdadero valor el medio natu¬
ral en que vive el hombre y sus
relaciones con el clima, el suelo,
los animalesy las plantas, tene¬
mos que poseer un concepto
claro de lo que es la Ecología,
ciencia actualizada e impor¬
tantísima, que orienta nuestra
vida y la vincula a la de los
demás seres, y al resto de la
Naturaleza.
Para ubicamos pues en este
escenario, comentaremos temas
sobre zoología y botánica de
nuestro país, en futuras notas,
pero primero estudiaremos qué
es la Ecología.
Tanto los miembros del mundo
animal como del vegetal, perte¬
necen a alguna comunidad na¬
tural en donde encuentran con¬
diciones buenas, o por lo menos
aceptables para vivir.
Aveces las condiciones son óp¬
timas (buena temperatura,
abundante alimento, etc.), pero
otras veces la vida es más difícil.
En ambos casos, la lucha por la
vida se impone con las conse¬
cuencias que de ella derivan. No
sólo las especies deben vivir,
sino que deben reproducirse a
los efectos de perpetuarse.
Hechas estas digresiones, po¬
demos decir que el estudio de la
forma de cómo viven los anima¬
les, las plantas y desde luego el
hombre, en su medio ambiente,
es la ciencia llamada Ecología.
Las comunidades naturales es¬
tán formadas por millares de
seres ubicados en lugares aptos
para vivir en donde ellos se han
adaptado. La vegetación de los
desiertos se ha adaptado al cli¬
ma y a las condiciones duras del
mismo. La flora del clima tem¬
plado se ha adaptado a sus va¬
riantes, lo mismo que la que vive
en climas filos.
Hay aves sedentarias, que para
vivir no tienen la necesidad de
emigrar, y otras que necesitan
cambiar de medios para poder
seguir existiendo. Hay peces que
emigran y otros que no. Hay
plantas y animales que viven en
el agua, mientras otros viven
muy bien enlugares secos. Unos
son carnívoros y otros herbívo¬
ros. Algunos se esconden bajo
tierra durante el invierno, y otros
no. Algunos seres tiene la nece¬
sidad de vivir en forma parásita,
mientras que otros son inde¬
pendientes...
Frente a esta variedad incon¬
mensurable de formas de vivir,
vemos que el hombre parece ser
el único que se adapta a todo
clima, alimentación, altura,
humedad, etc. Su inteligencia le
permite rodearse de los medios
necesarios para lograr que los
sistemas naturales se adapten
a él, o él mismo lograr adaptarse
a las variaciones naturales.
Esta facultad de adaptación, tie¬
ne a véces consecuencias posi¬
tivas y otras veces negativas,
como veremos más adelante.
Pero la conclusión a la que lle¬
gamos es que desde los seres
más inferiores (protozoarios,
bacterias, virus, etc.), hasta los
grandes animales y el ser hu¬
mano, necesitan irnos de otros
para poder sobrevivir.
El hecho de vivir exige cambios
que pueden ser vitales desde el
nacimiento hasta la muerte, o
culturales e intelectuales, que
el hombre sobre todo logra para
su supervivencia. Digo el hom¬
bre sobre todo, porque hay otras
especies que por la inteligencia
del hombre o por adaptación
propia pueden tomar otras for¬
mas de vida.
El naranjo y otras plantas cítri¬
cas, el duraznero, etc., no son
nuestros, y sin embargo el hom¬
bre los adaptó a nuestro clima,
en donde igualmente fructifi¬
can a la perfección. Las conife¬
ras, como el pino, el ciprés, etc.,
fueron plantadas en nuestro
país por hombres visionarios, y
hoy vemos que sus semillas
prosperan solas en los inmen¬
sos médanos de nuestras cos¬
tas.
Todo ser vivo cumple un ciclo
vital: nace, crece, se reproduce y
muere. Las comunidades tam¬
bién pueden transformarse: la¬
gos que se secan, tierras fértiles
que se hacen áridas, presas que
modifican toda una zona, de¬
predaciones causadas por el
hombre, etc. También puede
darse el fenómeno inverso, como
la transformación de desiertos
en zonas fértiles (Israel, Presa de
Assuán, Costas marítimas del
Uruguay, etc.).
Estas transformaciones modifi¬
can profundamente la vida ani¬
mal y vegetal de la zona. El norte
de Africa, ahora desierto, alber¬
gó hace dos mil años grandes
bosques de pinos proveedores
de noble madera para los barcos
de los Césares. En medio de la
arena, se encuentran templos y
restos de una civilización que
existió junto a la vida vegetal y
animal. Encontramos árboles
petrificados en la Cordillera de
los Andes, toda ella de piedra y
21
Mundo Biológico
Puente de la Piedra Alta sobre el Rio Santa Lucia Chico y Laguna
del Medio. (Foto aérea del archivo de EL HERALDO).
de una esterilidad total, lo que
prueba que allí existieron bos¬
ques, y que por movimientos
orográflcos, murieron y muchos
desaparecieron.
El arado mal empleado hizo des¬
aparecer grandes zonas ricas en
pasturas, transformándolas en
tierras yermas, blanquéales y
zanjones de los tantos que ve¬
mos próximos a Florida, restos
de las primitivas chacras distri¬
buidas por el Gobierno Español
a los primeros pobladores de
nuestra villa.
Todos estos cambios modifican
la vida animal, vegetaly climática
de la reglón. Veamos el proceso
inverso realizado a gran escala
en Israel, Mendoza (República
Argentina), Assuán, etc. y para
ser más gráfico y práctico, en el
Uruguay. Arocena, Lusich, Ra-
cine, Piria, Compañía Salus, etc.,
cambiaron terrenos áridos y pe¬
dregosos, en bosques y tierras
fértiles. ¿Cómo? Plantando es¬
pecies forestales que se adapta¬
ron a las dunas y a los cerros
pedregosos. Cuidándolos y re¬
gándolos en su primera etapa
de desarrollo, reponiendo los
que morían y protegiéndolos de
los fríos, vientosy de sus enemi¬
gos naturales (insectos y roedo¬
res).
Cuando el arbolito logra arrai¬
garse comienza su desarrollo
rápidamente y ya sus cuidados
son menores. El bosquecillo, al
formarse, comienza a voltear
hojasy ramas que enriquecen el
suelo, lo que permitirá la vida de
vegetales y animales pequeños
(hongos, liqúenes, musgos, bac¬
terias, artrópodos, gusanos,
etc.), que al morir dejarán tam¬
bién su materia orgánica en el
suelo, que antes carecía prácti¬
camente de ella.
Al bosque formado, vendrán las
aves, que dejarán su estiércol,
sus plumas y sus cadáveres en
esos terrenos. Al haber aves,
vendrán también sus depreda¬
dores: zorros, comadrejas, ga¬
tos, hurones, reptiles, etc., que
contribuirán a estructurar di¬
cha comunidad.
De esta manera, se forma lenta¬
mente un suelo fértil donde an¬
tes no lo había. El ejemplo prác¬
tico es la fertilidad que tienen
los terrenos de las zonas próxi¬
mas a las playas, en donde las
plantas de jardín se desarrollan
con rapidez y lozanía. Antes
hubieron allí solamente méda¬
nos estériles.
Los árboles, además de enri¬
quecer el suelo, también enri¬
quecen la atmósfera de oxígeno,
(fundamental gas para todos los
seres vivos), y crean un clima
rico en humedad, que suavizará
él medio ambiente, haciendo que
los grandes fríos y calores sean
más tolerables y menos agresi¬
vos.
Quien haya conocido Mendoza
(Argentina), y haya apreciado lo
que puede la mano del hombre
para modificar el medio ambien¬
te, podrá observar el esfuerzo
del mismo, para lograr un mun¬
do vegetal distinto al que la Na¬
turaleza creó. Israel ha logrado
conquistas mayores en pleno
desierto, y nosotros hemos lo¬
grado algunas que aún no son
suficientes para lo que el país
necesita: seguimos siendo un
país pobre en árboles.
La forestación de los médanos
de Carrasco, Parque Roosevelt,
los bosques costeros hasta el
este, los bosques de Pitia, Punta
Ballena con la obra de Lusich,
son los esfuerzos de unos pocos
hombres.
W.M.G. 18/09/85
22
rww, Afon// Grané nació en 25
f ¿de Mayo (Departamento de
| 4 ¿¡¡.Florida) el 13 de junio de 1919.
■ “'g¡¡§ Oasado con Helena Roca Serra,
.¡til con quien tiene tres hijos y
siete nietos.
Cursó Primaria en la Escuela N B 2 de
Florida. Se recibió de Maestro Normalista
en el Instituto Normal de Montevideo, en el
año 1939. Obtuvo el título de Médico
Veterinario en la Facultad de Veterinaria de
Montevideo, en el año 1945.
Militó en el Batllismo y fue electo Concejal
en el Departamento de Florida para el
período 1962-1966. También fue director
de Abasto Municipal y Director General de
Higiene en el municipio de Florida.
Fue docente de Enseñanza Secundaria y
Preparatorios; Profesor de la Escuela
Agraria de Florida; Profesor del Instituto
Normal de esta ciudad. También fue
Director Interino del Liceo Departamental
de Florida.
Desarrolló una amplia actuación gremial:
fue Presidente de la Asociación y la
Federación de Empleados y Obreros
Municipales.
Conferenciante y divulgador permanente a
través de diferentes medios: EL HERALDO,
Colecciones “Nuestra Tierra”, diario “El
País", CW33 La Nueva Radio Florida.
Su vocación por la docencia lo ha llevado a
dictar charlas y conferencias en centros
educativos e instituciones públicas,
centrando su interés especialmente en
temas de historia nacional, de historia
lugareña, higiene pública y ecología.
De las publicaciones realizadas en
EL HERALDO surge esta recopilación que
editamos en forma de fascículos
coleccionables.
Coordinación:
Nina Riva
Diseño gráfico y armado:
Mauricio Riva
Diseño de portada:
Alejandro Martínez
Impreso en Talleres Gráficos de
Diario EL HERALDO S.A.
Florida, abril de 1994
D.L. 20082/94
IlYItMUMM
Mimopu re Florida
Siempre trabajando para usted,
en una gestión sin pausas